jueves, 1 de julio de 2010

Los misiles peligrosos vienen de adentro.

Los peores misiles que impactan en Israel, no vienen del aire, de tierra o del mar. Son lanzados desde su propio parlamento. Los esfuerzos de Beniamin Netanyahu para llegar a un entendimiento con el enemigo y obtener la tan ansiada paz, no tienen la plena aprobación de su gabinete que hace todo lo posible de frenarlo con acciones y proyectos que perjudican las relaciones amistosas con nuestros países aliados, y ofrecen la pólvora que nuestros enemigos necesitan para alimentar sus cañones mediáticos

Cuando el vice presidente de los EEUU, Joe Biden, estuvo en Israel en misión de paz con los palestinos, un misil lanzado por el Ministro de Interior llevó en su cabeza el anuncio de la construcción de 1600 viviendas en los territorios. Todos sentimos vergüenza por la ofensa inferida al representante de nuestro mejor aliado, que no pasó desapercibida por Netanyahu quien rápidamente pidió disculpas.

Las colonias que incesantemente se establecen en los territorios en litigio con el apoyo de una parte significativa de su coalición, siguen siendo misiles enviados contra la postura de Netanyahu frente al principio “dos estados para dos pueblos”.

Ahora, justo en este momento tan difícil en que injustamente la opinion pública mucho no nos favorece, el alcalde de Jerusalem lanza otro misil con un proyecto que incluye el desalojo de 22 familias árabes, unas 1000 personas, en Jerusalem oriental, y Netanyahu lo tendrá que detener si aún se mantiene en su postura conciliadora.

¿Hasta cuándo nuestro primer ministro piensa seguir soportando a la gente que le está acribillando y no lo deja transitar por su camino hacia la paz?. Si a ello le sumamos la pasividad de sus colaboradores frente a la deshonesta propaganda islámica, la incapacidad de sus ministros de emprender una efectiva e insistente campaña esclarecedora para hacer ver al mundo las mentiras del Islam, campaña que desde hace un tiempo tomaron a su cargo muchos israelíes de manera espontánea, llego a la conclusión que no es ésta la coalición gubernamental que a Israel le conviene. Tampoco creo que su líder sea el leader que con urgencia nuestro país necesita, un líder con la fuerza que le permita desprenderse sin titubeos de quienes le dificultan llevar a buen fin sus propósitos.

Y he aquí los resultados: nuestro prestigio descendió a niveles sin precedentes, tan bajos que cuando leemos alguna nota a favor nuestro escrita por algún gentil, nos reconforta el espíritu, nos llenamos de júbilo y la difundimos en todas direcciones, agregando el siguiente comentario como triste consuelo: "no estamos solos"

Samuel Auerbach
Natanya, Israel.