Ese joven judío que era feliz trabajando en ambientes judíos, que emigró a Israel con su familia para ampliar ese ambiente que tanto le satisfacía, que lloró de emoción al sentir suyo todo lo que el país de los judíos le ofrecía, ese joven del cuento no era religioso. No fue criado en ese ambiente a pesar que sus educandos, en cierta forma lo fueron. Sólo le hicieron cumplir con los mínimos ritos que la religión judía impone, la circuncisión y el Bar Mitzva, y enviado a una escuela judía laica, con el loable fin de mantener su mente libre de convicciones ajenas que puedan influir sobre las suyas, cuando sea mayor y capaz de discernir. Y cuando fue capaz de discernir, se auto definió de esta manera:
“No soy ateo a pesar de no ser religioso. No acepto ningún rito que involucre el cumplimiento de prácticas rituales, distintas en cada religión, para hacer cumplir leyes religiosas bajo la amenaza del castigo divino. Sé que hay algo que está por encima de todo, algo que no puedo definir y del que, en momentos desesperados en que la lógica y el raciocinio dejan de actuar, clamamos la ayuda que ningún ser viviente nos puede ofrecer. No creo que pueda existir alguien que defina a ese algo. El cerebro del hombre, el rey de la naturaleza, está hecho para complicadas actividades, pero no para eso. Esa naturaleza del cual él es el rey, no le ofreció los medios para hacerlo. Pero el ser humano no dan el brazo a torcer. Si no lo sabe se lo imagina y lo da por cierto. En forma paralela, respeto al sincero creyente, sin importar el credo que fuere. Me siento libre, encuadrando mi comportamiento de manera de no ofender, no herir y ayudar a vivir. No acepto hablarle ni cantarle a alguien que no sé si me escucha. Por otra parte no alcanzo a entender el porqué de usar algo tan terrenal como es el habla, para transmitirle lo que pedimos, cuando, siendo tan poderoso, debe tener la posibilidad de saber lo que pensamos" .
Ese joven del cuento corto, ¿es judío, o no lo es? ¿Existe el judío no religioso? El judaísmo comenzó como religión, que era una de las tantas formas de dar una explicación a todo lo existente y a una supuesta vida eterna después de la muerte. Cada, grupo humano, tribu o sociedad de entonces confeccionaba su propia religión, atribuyendo la autoría del universo y de normas de vida societaria a su inmortal Dios, Diosa o Dioses que los asemejaban al hombre, aunque a veces esa semejanza nada tenía que ver con el ser humano. En los ritos, para reverenciarlo, figuraban los sacrificios, oraciones y la repetición periódica de cuentos imaginados o reales, que se fueron transformado por la acción del tiempo. Los componentes de la naturaleza y la interpretación de los sueños, muchas veces producto del estado de trance y auto sugestión, formaban parte en la composición de los rituales, a veces sanguinarios, a los que el creyente se sometía. A esos seres superiores se le atribuían el causante de los hechos naturales que consideraban justos, que producían beneficio y placer. Pero hipócritamente se los ignoraban frente al dolor humano, frente a la injusticia. Los que no querían pecar por hipócritas, justificaban las desgracias como castigo que cielo aplicaba por alguna ofensa que el mortal le habría proferido. Esos seres superiores ¿son bondadosos o son déspotas que no saben perdonar?. Si embargo el Dios de los judíos perdona los pecados religiosos cometidos durante el año, siempre y cuando el creyente cumpla con los preceptos impuestos en el día del perdón. Por otro lado, un importante rabino, ministro en el gobierno de Israel en aquel entonces, atribuyó la causa de un accidente acaecido el 11 de junio de 1985 en el que murieron 19 niños, a un castigo que Dios aplicó a la ciudad a la cual las víctimas pertenecían, por no respetar el descanso del sábado.
¿Pruebas de la existencia de Dios, para qué? No es necesario. Lo importante es creer, tener fé. No deja de ser un efectivo alivio a dolores espirituales de mucha gente, y una respuesta a preguntas, cada vez en menor cantidad, que el hombre no sabe responder. Pero no olvidemos que también fue motivo de masacres, ultrajes, violaciones y muchas guerras entre los seres humanos.
Aunque el religioso judío no lo acepte, ese joven del cuento corto era tan judío como él, no por que su madre era judía, no por que estaba circuncidado, no por su Bar Mitzva, no porque se casó bajo “jupá”, sino simplemente por que se sentía judío. Así como el antisemitismo o el anti judaísmo como quiera llamarse, es un sentimiento que no admite razones, el judaísmo también lo es.
No se debe negar la utilidad de la religión. Todos nuestros antepasado fueron religiosos. Sin ella el judaísmo no hubiera llegado al siglo XXI como llegó. Pero el pensamiento de gran parte del pueblo judío evolucionó al compás del resto de los pueblos occidentales, y tiene el derecho de a ser distinto al de sus ancestros. Hoy existe un país en el que los judíos, creyentes o no, se han concentrado. Una ejemplar democracia cuyas leyes laicas se mezlan con las religiosas, impuestas por fuertes partidos teocráticos que aún piensan que el judío no religioso no es judío, o en el mejor de los casos, es “judío no genuino” como se lo llamó en algún lugar. Son leyes religiosas que entorpecen el normal desarrollo del país, y que con sus prohibiciones complican la vida de un amplio sector de la población, incluyendo la de ese joven del cuento corto.
Samuel Auerbach
jueves, 30 de abril de 2009
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