viernes, 27 de noviembre de 2009

El “no” de los palestinos.

Mientras que los grupos y naciones extremista musulmanes no otorguen a Israel el derecho de existir como país en la región, nunca podrá haber paz en el medio oriente. Los palestinos moderados que se esfuerzan en llegar a un acuerdo, jamás podrán concretar su estado por más esfuerzos que hagan y renunciamientos que otorguen u obtengan por parte de Israel, si es que el poderío bélico de la extrema musulmana, su antisemitismo innato y sus ansias de expansión por el mundo, los seguirán presionando. Siempre al final de las negociaciones dirán un “no” surgido desde las sombras donde se esconde el oscurantismo musulmán.
Es fácil deducir entonces que la lucha por la paz debe fijar sus acciones sobre su principal impedimento: Irán que, por intermedio de sus ejércitos aliados a los cuales alimenta, Hisballah y Hamas, pretende aniquilar a Israel.
Por supuesto que para llevar a cabo esa lucha con alguna posibilidad de éxito, es necesaria la intervención del mundo liberal que deberá tratar de hacerlo por todos lo medios a su alcance, ya sean pacíficos, sanciones internacionales, acciones bélicas o fortificando a las fuerzas internas iraníes que tratan de derribar al régimen dictatorial. Está comprobado que los medios pacíficos no dan resultado, pues si de esa manera no se consigue que Irán abandone sus pretenciones atómicas, menos aún lo será que reconozca que el Estado de Israel tiene derecho a existir. Nos quedan las otras tres opciones que no excluirán a las tratativas directas con los sectores palestinos moderados, a las que Israel no deberá de entorpecer con acciones que los provocan, que los irritan y aparentan no desear la paz, como por ejemplo, tolerar las colonias ilegales, continuar colonizando la zonas destinadas a negociar, y seguir expandiendo sobre los terrenos en litigio las colonias y ciudades ya existentes.
Si Israel no se opone a un Estado Palestino vecino con el cual se podrá vivir en paz, debe mantener libre de ocupantes su razonable oferta territorial, a la espera del inicio de las deliberaciones, cualesquiera que sean los interlocutores compañeros sentados en su mesa.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La paz de Netaniahu

“La secretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Rodham Clinton rechazó la demanda del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, para que Israel congele toda actividad de los asentamientos, como negociación previa a las deliberaciones”.
La noticia aparecida recientemente en la prensa, no hace referencia alguna al desmantelamiento de las colonias ilegales ni a la instalación de nuevas. Evitar que se “congele toda actividad de los asentamientos” significa permitir la expansión israelí dentro de los territorios a devolver, hasta tanto se reúna la comisión que trate sobre la paz en Oriente Medio.
Con esta nueva política aprobada por la señora Clinton, no creo que los palestinos, que ven cómo se colonizan los terrenos que exigen como suyos, quieran siquiera oír de un arreglo con Israel.
Es imprevisible el tiempo que esta situación se podrá mantener pero, con seguridad, será con exceso mayor que el necesario para que el primer ministro Netaniahu termine su mandato sin traicionar a los partidos que lo llevaron al poder.
Construir y expandir las colonias en los terrenos que Netaniahu está dispuesto a entregar, es similar a usar dinero destinado a devolver, con la diferencia que dinero, en el mejor de los casos, se podrá conseguir de otra fuente, pero la zona en cuestión, Cisjordania, es única e irremplazable.
Si Netaniahu está seguro que es factible llegar a un arreglo con los palestinos, también debe estar seguro que el nuevo país palestino se instalará en los territorios. No puede ser de otra forma.
¿Qué sentido tiene entonces invertir nuevos capitales y bienes en ellos, permitir que israelíes instalen sus viviendas allí, si es que está seguro que cuando llegue el tan ansiada acuerdo, esos capitales no se recuperarán, y esos israelíes tendrán que ser desalojados seguramente por la fuerza, como ya sucedió varias veces en Israel? A medida que pase el tiempo, la devolución será más dificultosa y más dolorosa.
No hay que ser genio ni profeta para vaticinar este desagradable porvenir. Cuanto más tiempo pase, el inconveniente será mayor. Se consolidarán las colonias y se acrecentará la población en ellas. Hasta puede ser que algunas se transformen en ciudades.
Es muy posible que el primer ministro Netaniahu guarde en su interior la convicción que difícilmente habrá paz en la zona, pero al convencer a la señora Clinton de que no se oponga a que Israel mantenga su política colonizadora en los territorios, se asegura el apoyo de los Estados Unidos a Israel y la soñada paz, la tranquilizadora paz que necesita dentro de su coalición de Gobierno.

Samuel Auerbach
Natanya, Israel

sábado, 7 de noviembre de 2009

Parte de los israelíes no admiten la discrepancia

No todos los israelíes están convencidos que el presidente Obama no apoya a Israel y ni vela por su seguridad. Si su intervención aún no logró un avance en el proceso de paz, es en parte debido a las dificultades que anteponen los israelíes que sueñan con una paz sin entrega de territorios. Un absurdo que no cabe en mentes que saben emplear la lógica cuando piensan. Tal es la mente de Obama; por eso lo consideran pernicioso para Israel. Tal fue la mente de Itzjak Rabin; por eso él ya no está entre nosotros.
Los israelíes que creen que podemos prescindir del apoyo americano, los que piensan que la muerte de Rabin fue necesaria pues con ello se alejó el peligro que corría la recuperación del bíblico Reino de Judea y Samaria, son aquellos que en estos momentos tienen representación mayoritaria en el Parlamento israelí.
No todos los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen. Pienso como muchos, que Israel tiene el derecho a un Gobierno que coloque a la paz por encima de toda pretensión material, especialmente si se tiene en cuenta que sus habitantes pertenecen al pueblo judío, que desde hace siglos no sabe qué significa vivir con tranquilidad. Rabin lo tenía muy presente y no lo ocultaba. Lo pregonaba por doquier, a pesar del peligro que con ello su vida corría. Su valentía, su nobleza y su honradez política le costaron la vida. Heroico soldado así como lo fue en las luchas armadas, así murió heroicamente luchando por la paz de su pueblo.
No es extraño que esos israelíes consideren enemigos de Israel al titular de la Casa Blanca y a las potencias occidentales que ofrecen su sana intervención en el proceso de paz. Esos israelíes no admiten otros pensamientos que no sea los suyos.
Acusan violentamente de enemigo al que piensa distinto, porque sus ideas están basadas en sentimientos en vez de serlo en justos criterios. En realidad son esos israelíes los verdaderos enemigos de la paz al pretender recuperar antiguos reinos.
Ya lo dije una vez: los sentimientos no admiten discusión. Sus convicciones son producto de manifestaciones anímicas fuertemente arraigadas en el subconsciente desde tiempos pretéritos que, con el poder que les ofrecen sus escaños, se empeñan en concretar.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.