El mundo ha cambiado y dentro del cambio, el estilo de las guerras. Muchos inventos y descubrimientos científicos son aprovechados para ser usados como armas explosivas en la ofensa o defensa. La historia registra, a grades rasgos, el primer descubrimiento mortífero que fue la pólvora; luego la nitro glicerina o dinamita, el tri-nitro-tolueno o TNT y por último, la energía nuclear o bomba atómica. Cada vez con más potencia para que más destruya en un instante.
En la actualidad, un arma nueva apareció en escena que no explota porque no se basa en productos materiales, que parece inofensiva, pero con excelentes resultados cuando se la sabe usar con picardía en conflictos internacionales. Me refiero a la opinión pública manejada por la prensa en todas sus manifestaciones. El Islam la descubrió no hace mucho y su uso, con maquiavélica maestría, ya le ha reportado varias victorias.
Debemos reconocer que Israel, si bien reconoce su importancia, no la sabe usar. Se puede aducir en descargo, que no está dentro de la idiosincrasia del israelí el uso de los mismos métodos deshonestos que, empleados astutamente por el Islam, logran volcar la opinión pública a su favor. Pero es inadmisible que Israel se desligue de su obligación en lanzar al aire sus genuinos argumentos con más énfasis y frecuencia, para neutralizar sus mentiras y poner al descubierto sus tretas y zancadillas. Lo hacen modestamente muchos de sus ciudadanos con una constante y árdua labor de esclarecimiento, pero sin la fuerza que podría tener un ministerio. Israel no sólo que no sabe cómo usar esa nueva arma, sino que no se contiene en servirle al Islam una buena cantidad de hechos, que los aprovecha para hacer que el mundo no nos mire con simpatía.
Muchas actitudes de Israel del pasado y del presente que no corresponde ahora describir, han provocado molestias entre sus aliados y suministraron al Islam la pólvora que necesita para sus cañones mediáticos. Ese es el esclarecimiento que Israel lamentablemente desparrama por el mundo.
Si a Israel le interesa la opinión pública mundial, si Israel sabe que, en la actualidad, es un arma importante que puede decidir el resultado de una contienda, debería empuñarla con mayor inteligencia.
Samuel Auerbach
Natanya, Israel
lunes, 28 de junio de 2010
miércoles, 2 de junio de 2010
Los bloqueos
Lo primordial de un gobierno es velar por la seguridad de la nación y la vida de sus habitantes. Es de conocimiento público que Irán y sus aliados, Hisballah y Hamás, han amenazado con aniquilar a Israel. Como por ahora no se vislumbran soluciones pacífcas en el Medio Oriente y se mantienen el ambiente guerrero con buenos motivos para pensar que la contienda no se hará esperar por mucho tiempo, es legal tratar que el enemigo no se fortalezca. Es una forma de reducir el riesgo en el momento en que el enemigo decida poner manos a la obra su siniestro propósito. Todo lo que Israel haga para evitar que Irán y sus homólogos incrementen sus medios guerreros, es en defensa propia y, por lo tanto, no es condenable.
Los bloqueos tienen ese fin. Mejor que bloqueos, deberían llamarse filtros, a través de los cuales sólo habrá de pasar todo aquello que no sea material bélico. Lamentablemente, Israel no puede controlar el poderío atómico de Irán. Con el mismo pesar, no lo puede hacer con Hisballa, que a través de Siria recibe de Irán el armamento con el que le apunta. Pero lo puede hacer y lo hace con Hamás. Lo hace por tierra y lo hace por mar, con el derecho que le otorga el artículo 98 del Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados en el Mar que dice:
Podrán ser capturadas las naves mercantes de las que se tenga motivos razonables para creer que violan el bloqueo. Las naves mercantes que, tras previa intimidación, ofrezcan manifiestamente resistencia a su captura podrán ser atacadas.
Israel debe seguir filtrando sus fronteras, y cualquier futuro intento de romper ese medio de defensa que representa el bloqueo, debe a ser interceptado cada vez que se presente, sin respetar las quejas, protestas, censuras, manifestaciones y repudios del mundo, porque si no lo hace, si no se defiende y todo su pueblo estará obligado a volver a deambular por la diáspora, fuera de ellos mismos, son pocos en el mundo los que llorarán.
Samuel Auerbach
Natanya, Israel.
Los bloqueos tienen ese fin. Mejor que bloqueos, deberían llamarse filtros, a través de los cuales sólo habrá de pasar todo aquello que no sea material bélico. Lamentablemente, Israel no puede controlar el poderío atómico de Irán. Con el mismo pesar, no lo puede hacer con Hisballa, que a través de Siria recibe de Irán el armamento con el que le apunta. Pero lo puede hacer y lo hace con Hamás. Lo hace por tierra y lo hace por mar, con el derecho que le otorga el artículo 98 del Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados en el Mar que dice:
Podrán ser capturadas las naves mercantes de las que se tenga motivos razonables para creer que violan el bloqueo. Las naves mercantes que, tras previa intimidación, ofrezcan manifiestamente resistencia a su captura podrán ser atacadas.
Israel debe seguir filtrando sus fronteras, y cualquier futuro intento de romper ese medio de defensa que representa el bloqueo, debe a ser interceptado cada vez que se presente, sin respetar las quejas, protestas, censuras, manifestaciones y repudios del mundo, porque si no lo hace, si no se defiende y todo su pueblo estará obligado a volver a deambular por la diáspora, fuera de ellos mismos, son pocos en el mundo los que llorarán.
Samuel Auerbach
Natanya, Israel.
martes, 1 de junio de 2010
La maniobra árabe se repite
Los árabes convencidos que el arma bélica es ineficaz para aniquilar a Israel, vuelven a recurrir al arma psicológica. En diciembre del 2008 Israel ataca a la organización terrorista que gobierna en Gaza, como respuesta a ocho años de bombardeo a una zona con más de un millón de israelíes. Los terroristas sabían que los israelíes en algún momento accederían a esa clara invitación a atacar que Hamas les extendió. Con exactitud maquiavélica prepararon el terreno de forma tal que entre las víctimas haya mayor cantidad de civiles. Si bien casi todos sus arsenales fueron destruidos, obtuvieron excelentes resultados psicológicos, favorecidos por el antisemitismo dominante en muchas organizaciones internacionales.
Ahora, a fines de mayo del 2010, los enemigos de Israel le invitan a que use la fuerza contra civiles que quieren romper el bloqueo marítimo a Gaza impuesto por el gobierno israelí. El bloqueo marítimo tiene como única finalidad impedir que Hamas se fortalezca con armas que podría recibir por esa vía. El abastecimiento vital y la ayuda humanitaria se realiza a través de puestos terrestres bajo el estricto control israelí. Si la finalidad de las ocho naves con 800 activistas contrarios a Israel a bordo, muchos de ellos relacionados con organizaciones terroristas, era sólo hacer llegar ayuda humanitaria a Gaza, no había razón alguna para que no lo hagan por los pasadizos pacíficos establecidos en sus fronteras, como se les ofreció facilitar, o por intermedio de la Cruz Roja. Su negativa a hacerlo fue una incuestionable declaración de querer romper por la fuerza el bloqueo marítimo.
Y la fuerza trae violencia. Los activistas atacaron con armas y objetos como invitando a las fuerzas armadas a actuar, y lo lograron como es natural y permitido. Muertos, heridos , palazos, hierrazos, tiros y cuchilladas son feos detalles que se podrían haber evitado si los organizadores del “rompe bloqueo” hubieran permitido descargar la carga humanitaria en el puerto de Ashdot e introducirla a Gaza a traves de los puestos de conrol terrestres. Pero se negaron porque la ayuda humanitaria no era el principal motivo, mejor dicho, era sólo un pretexto.
Suponer que los 800 civiles que componían la misión creían que Israel no interceptaría su rumbo a Gaza, es una ingenua utopía. No creo que alguno de ellos se podría imaginar que nadie impediría su paso. Pero, de cualquier forma, no tenían nada que perder. Por el contrario, siempre saldrían beneficiados. En el supuesto y remoto caso que la marina israelí no se hubiera atrevido a usar la fuerza contra civiles y hubiesen llegado a Gaza, los provocadores se hubieran convertido en héroes de la causa palestina que lograron la tremenda victoria de atravesar el bloqueo, demostrar que Israel no es tan fuerte y establecer un antecedente que estimularía a futuras intentonas del mismo tenor. Y si por el contrario Isreael atacaría, se repetiría la ola antiisraelí mundial semejante a la que se desató después de la acción “Plomo Fundido”. Así es, la misma situación de aquel entonces se repite ahora. El antisemitismo internacional no ha cambiado.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
Ahora, a fines de mayo del 2010, los enemigos de Israel le invitan a que use la fuerza contra civiles que quieren romper el bloqueo marítimo a Gaza impuesto por el gobierno israelí. El bloqueo marítimo tiene como única finalidad impedir que Hamas se fortalezca con armas que podría recibir por esa vía. El abastecimiento vital y la ayuda humanitaria se realiza a través de puestos terrestres bajo el estricto control israelí. Si la finalidad de las ocho naves con 800 activistas contrarios a Israel a bordo, muchos de ellos relacionados con organizaciones terroristas, era sólo hacer llegar ayuda humanitaria a Gaza, no había razón alguna para que no lo hagan por los pasadizos pacíficos establecidos en sus fronteras, como se les ofreció facilitar, o por intermedio de la Cruz Roja. Su negativa a hacerlo fue una incuestionable declaración de querer romper por la fuerza el bloqueo marítimo.
Y la fuerza trae violencia. Los activistas atacaron con armas y objetos como invitando a las fuerzas armadas a actuar, y lo lograron como es natural y permitido. Muertos, heridos , palazos, hierrazos, tiros y cuchilladas son feos detalles que se podrían haber evitado si los organizadores del “rompe bloqueo” hubieran permitido descargar la carga humanitaria en el puerto de Ashdot e introducirla a Gaza a traves de los puestos de conrol terrestres. Pero se negaron porque la ayuda humanitaria no era el principal motivo, mejor dicho, era sólo un pretexto.
Suponer que los 800 civiles que componían la misión creían que Israel no interceptaría su rumbo a Gaza, es una ingenua utopía. No creo que alguno de ellos se podría imaginar que nadie impediría su paso. Pero, de cualquier forma, no tenían nada que perder. Por el contrario, siempre saldrían beneficiados. En el supuesto y remoto caso que la marina israelí no se hubiera atrevido a usar la fuerza contra civiles y hubiesen llegado a Gaza, los provocadores se hubieran convertido en héroes de la causa palestina que lograron la tremenda victoria de atravesar el bloqueo, demostrar que Israel no es tan fuerte y establecer un antecedente que estimularía a futuras intentonas del mismo tenor. Y si por el contrario Isreael atacaría, se repetiría la ola antiisraelí mundial semejante a la que se desató después de la acción “Plomo Fundido”. Así es, la misma situación de aquel entonces se repite ahora. El antisemitismo internacional no ha cambiado.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
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