lunes, 27 de julio de 2009

Nobleza obliga.

Benjamín Netanyahu hizo suyo el concepto de “dos estados para dos pueblos” en el discurso que pronunció en al Universidad Bar Ilan. Uno israelí y el otro palestino. ¿Dónde se ubicará el estado palestino? No lo dijo, pero si admitimos que descarta, por impracticable, que sea en terrenos de países vecinos o fuera del oriente medio, forzosamente tiene que ser en territorios retenidos por Israel. Es decir, admite tácitamente que el arreglo se hará en base a la entrega de territorios. Entonces ¿qué sentido tiene tolerar los asentamientos ilegales instalados en ellos y permitir nuevas construcciones que deberán se destruídas o entregadas?. Es contradictorio y le resta sinceridad a lo expresado en la universidad. Esa es su abierta política de “ida y vuelta” que le sirve para quedar bien con Dios y con el diablo, basada en la deuda que tiene con la derecha que lo llevó al poder.
La derecha, que se opone terminantemente negociar con "sus territorios reconquistados", cierta vez propuso alternativas que pronto fueron olvidadas. Me refiero a la inaceptable intención de ubicar al nuevo estado palestino en Jordania, y a la incomprensible solución de “dos economías para dos pueblos”. No cabe pensar que a la derecha no le interese la paz. Por supuesto que le interesa, pero sin entregar territorios. Hermoso sueño que se desvanece por completo en la vigilia.
Israel no es el único motivo por el que no se llega a la paz, ni Bibi es el único culpable. La paz no la veré yo, ni mis hijos, tampoco creo que mis nietos. Hasta que no se liberen de los grupos terroristas, que nos odian, que nos quieren borrar del mapa y que son tan bien vistos por el antisemitismo mundial, los palestinos no podrán jamás llegar a un acuerdo con nosotros. Como siempre sucedió, siempre un “NO” aparecerá a último momento. No está a nuestro alcance convencer al islamismo radical. Pero sí está en nuestros medios evitar que nuestra derecha anteponga trabas al proceso y facilitar de esta manera el comienzo de las deliberaciones. Mientras se habla, un arreglo se puede obtener aunque tarde en llegar. Urge comenzar a hablar porque mientras se habla, el sol de la paz con sus rayos de esperanza disiparán los negros nubarrones de la guerra. Bibi seguro que así lo entiende, inteligencia no le falta, pero no lo hace por no traicionar a los que le ayudaron a formar gobierno. Nobleza obliga.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.

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