Mientras que los grupos y naciones extremista musulmanes no otorguen a Israel el derecho de existir como país en la región, nunca podrá haber paz en el medio oriente. Los palestinos moderados que se esfuerzan en llegar a un acuerdo, jamás podrán concretar su estado por más esfuerzos que hagan y renunciamientos que otorguen u obtengan por parte de Israel, si es que el poderío bélico de la extrema musulmana, su antisemitismo innato y sus ansias de expansión por el mundo, los seguirán presionando. Siempre al final de las negociaciones dirán un “no” surgido desde las sombras donde se esconde el oscurantismo musulmán.
Es fácil deducir entonces que la lucha por la paz debe fijar sus acciones sobre su principal impedimento: Irán que, por intermedio de sus ejércitos aliados a los cuales alimenta, Hisballah y Hamas, pretende aniquilar a Israel.
Por supuesto que para llevar a cabo esa lucha con alguna posibilidad de éxito, es necesaria la intervención del mundo liberal que deberá tratar de hacerlo por todos lo medios a su alcance, ya sean pacíficos, sanciones internacionales, acciones bélicas o fortificando a las fuerzas internas iraníes que tratan de derribar al régimen dictatorial. Está comprobado que los medios pacíficos no dan resultado, pues si de esa manera no se consigue que Irán abandone sus pretenciones atómicas, menos aún lo será que reconozca que el Estado de Israel tiene derecho a existir. Nos quedan las otras tres opciones que no excluirán a las tratativas directas con los sectores palestinos moderados, a las que Israel no deberá de entorpecer con acciones que los provocan, que los irritan y aparentan no desear la paz, como por ejemplo, tolerar las colonias ilegales, continuar colonizando la zonas destinadas a negociar, y seguir expandiendo sobre los terrenos en litigio las colonias y ciudades ya existentes.
Si Israel no se opone a un Estado Palestino vecino con el cual se podrá vivir en paz, debe mantener libre de ocupantes su razonable oferta territorial, a la espera del inicio de las deliberaciones, cualesquiera que sean los interlocutores compañeros sentados en su mesa.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
viernes, 27 de noviembre de 2009
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