Aunque Siria y Jordania aplaudan el plan de EEUU basado en el principio “Paz por territorios”, Israel no debe ceder un sólo centímetro de las tierras que actualmente ocupa mientras países como Irán y todos los grupos terroristas que ese país auspicia, no reconozcan el derecho de existir de Israel como estado soberano en el medio oriente, mientras no depongan las armas que apuntan hacia ella y no ofrezcan fehacientes pruebas que tiendan a la paz. La dolorosa retirada de Gush Katif, confirma esta afirmación. Fue un gesto amistoso israelí que no cambió en absoluto la mentalidad de Hamás sino que, por el contrario, fortaleció sus posiciones guerreras. ¿Acaso es posible que ese fuerte bloque terrorista deponga las armas y algún día tienda una mano amistosa a Israel? No creo que nuestra generación lo vea. El odio que desde su niñez sus integrantes mamaron en sus casas y reforzaron en sus mezquitas, les ha borrado la lógica en sus cerebros. Declaran sin tapujos que en el medio oriente se instaló una bandada de malditos judíos armados que se adueñaron de sus tierras. Hace algunos años Israel actuaba bajo la premisa “No entablar conversaciones con terroristas”, que luego acertadamente cambió por “Sólo con el enemigo se debe tratar la paz”. ¿Entonces qué hacer si el enemigo piensa que la paz sólo se obtendrá eliminando o desalojando de la zona hasta el último israelí?.
¿Todo el pueblo palestino piensa así, todo el pueblo palestino es terrorista? A pesar que muchos israelíes crean que así es, que no hay con quién hablar, que son todos iguales, que todos los odian, pienso que la mayoría acepta como solución al conflicto árabe-israelí, el establecimiento en la región dos estados para dos pueblos, y que no lo expresan por cuidar sus vidas. Es con sus representante con quienes se debe hablar. Pero quien los representa en la actualidad es la Autoridad Palestina, que ha perdido la primer parte de su nombre. El grupo terrorista Hamás se encargó de ello. Son ellos los que por la fuerza juegan con el destino del pueblo palestino, son ellos los que se incautaron de la autoridad atemorizando y asesinando a los que pensaban de otra manera. ¿Qué hacer entonces?. Mientras el enemigo no modifique sus principios, Israel debe fortalecer al máximo sus medios de defensa y, como dije más arriba, no ceder un solo centímetro de las tierras que actualmente Israel ocupa, mantener controlado por el ejército los territorios motivo del litigio, y abstenerse de auspiciar acciones que tiendan a colonizarlos, acciones que tanto desacreditan la sinceridad de nuestras intenciones de paz.
Una última pregunta: ¿qué hacer si el enemigo vuelve a provocar? No es muy probable. “Plomo fundido” les brindó una buena lección. Si aún así, esa situación se vuelve a producir, creo que no hay otra solución que un “Plomo fundido segunda edición” en defensa del pueblo, pero esta vez, con una precisa aclaración previa de los motivos a las organizaciones mundiales que ya saben cómo Israel se defiende, recabando de ellos otras alternativas eficientes que satisfagan si es que las tienen y, como siempre, sin dar importancia a la reacción del mundo antisemita, que volverá a aprovechar la oportunidad para vomitar su odio innato. No es ideal el panorama que se presenta, con “Plomo fundido” o sin él. La soñada paz la veo lejos y aunque sin acciones bélicas, vivimos continuamente amenazados, pero con la eterna esperanza que la paz algún día llegará a pesar de todo.
Samuel Auerbach
jueves, 14 de mayo de 2009
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