Pinchas Wallerstein, director general del Consejo Yesha, se queja que las jóvenes parejas de colonos no tienen donde ir a vivir. Dice que el ministro de defensa Ehud Barak permite la continuación sólo de las construcciones autorizadas en los territorios, lo que considera insuficiente para satisfacer la enorme demanda de viviendas en las colonias. La derecha está convencida que los territorios conquistados durante la guerra del 67, son territorios recuperados. Son territorios que bajo ningún punto de vista deben ser devueltos porque formaban parte de los reinos bíblicos de Israel y Judea. La política colonizadora de esas tierras tiene esa finalidad y constituye una clara negación del principio de “dos estados para dos pueblos” sustentado por el primer ministro. El primer ministro lo sabe, pero no se opone como debería hacerlo demostrando con ello una ambigüedad que con evidente desagrado, no pasa inadvertida en los países que nos acompañan en la búsqueda de la paz en la zona. Existen en Israel otros lugares menos problemáticos en donde las nuevas parejas quejosas pueden construir sus nidos y dar solución a su legítimo problema. Pero insisten en hacerlo en esos territorios cuestionados por el mundo, poniendo escollos al comienzo de un camino que nos ofrece una esperanza de paz. No se debe permitir que añoranzas históricas encubran la visión de una posible paz. Es sensato preferir un hogar pequeño con paz y seguridad, a una patria grande y siempre amenazada. Dado el poderoso y sofisticado armamento que actualmente está en manos de la humanidad, la seguridad no la ofrece el tamaño del país ni las fortificaciones en sus fronteras, sólo la dan los convenios amistosos basados en la confianza mutua. Sería mucho más provechoso que el deseo de expansión de los colonos sea aplicado en poblar el Neguev como lo soñó Ben Gurión, o en levantar sus hogares en la Galilea, cuya población árabe ya supera a la judía. De los aproximadamente 1,5 millones de habitantes de la Galilea, el 52 % son árabes. Las proyecciones demográficas indican que en menos de 15 años, en esa región la población árabe constituirá el 90 % (Joseph Hodara). La derecha no lo ignora pero no le da a ese serio problema la importancia que tiene, prefiriendo satisfacer sus aspiraciones basadas en la historia, en vez de instalarse en lugares donde su presencia nos beneficiaría a todos. La política colonizadora en los territorios provoca el alejamiento del apoyo mundial a nuestra causa, e imposibilita el retorno a las conversaciones que siempre nos brindan una esperanza de paz.
Samuel Auerbach
viernes, 25 de septiembre de 2009
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