Hubo muchos y horribles acontecimientos que se produjeron durante estos últimos 80 años, incluyendo lo sucedido recientemente en Gaza. Pero querer darle a este último la categoría de holocausto, es una verdadera e intencionada exageración. El número de víctimas no justifica esa definición. Novecientos o mil muertos no son seis millones. Por otra parte, echarle la culpa a Israel, es ocultar la verdad. Si Hamás hubiera terminado a tiempo su incesante bombardeo de 8 años, Israel no hubiera matado a los inocentes palestinos que usaban como escudo. Si bien Israel consiguió su único objetivo que fue el acallar sus cohetes y restaurar la tranquilidad de su pueblo, Hamás logró sólo en parte uno de sus mucho propósitos: el apoyo de masas hacia ellos y el repudio a Israel. Una victoria psicológica sacrificando a su pueblo que hizo blanco en un público predispuesto que, aprovechando lo acontecido, exterioriza una vez más, ahora en voz alta, su odio innato hacia el judío. Tal fue lo que sucedió actualmente en Cataluña, donde Juan Saura, Consejero de Interior, Relaciones Institucionales y Participación de la Generalidad de Cataluña, con la autoridad que le otorga su cargo, prohibió la manifestación pública que en recuerdo del holocausto judío se habría de realizar el 27 de enero próximo en Barcelona. Uno de los expertos del ayuntamiento de Barcelona anunció que “cuando ocurre el Holocausto palestino en Gaza, no queda una oportunidad adecuada para la conmemoración del Holocausto Judío” (World Service – La radio en español). Un ridículo anuncio y un bárbaro paso a favor de la barbarie, que coarta la libre expresión y que nada bien le hace a los españoles.
Samuel Auerbach
Netanya
Israel
viernes, 23 de enero de 2009
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