martes, 20 de enero de 2009

Yo también tengo un sueño.

Nosotros, el pueblo de Israel, queremos tenderle la mano al pueblo palestino. Seamos amigos. Luchemos juntos para vencer a nuestro enemigo común: el fanatismo radical. Unámosnos para hacer de esta árida región un ejemplo de paz y prosperidad en el mundo. Olvidemos el daño que sus integrantes nos causaron. Dejemos atrás los rencores y solucionemos las diferencias conversando. Conversemos como se espera de gente culta y bien intencionada, y no como apasionados y anacrónicos salvajes, que sólo saben usar la violencia por lenguaje. No somos lo que muchos de vuestros fanáticos líderes les han inculcado mintiendo. Es parte de un siniestro plan premeditado, fundamentalmente basado en un injustificado odio heredado hacia nosotros y en una mala interpretación de vuestro Corán, que sólo habrá de traer más sangre y más llanto a la región. Prometemos ayudarles en la construcción de un ejemplar país al lado nuestro. Un país que progresa y no estancado en el tiempo Un país libre en donde no los matarán si piensan distinto. Un país desprovisto de crueles costumbres medioevales. Un país en donde vuestras mujeres no sólo servirán para procrear. Un país en donde vuestros hijos se educarán para la vida y no para la muerte, para el amor y no para el odio. Un país en donde vuestros hijos, felices y líbres, en alegre algarabía corretearán jugando por sus calles. Un país en donde los niños sostendrán en sus manos un juguete, y no una granada. Un país con olor a flores y no a pólvora.
Les pedimos fervientemente que nos crean. Somos honestos, somos un pueblo de paz que ansía desde el fondo de su alma, vivir en paz con sus vecinos.
Lo podremos conseguir si Uds, pueblo palestino, nos ayudan. Ayudennos a erradicar la lacra que les roba, les castiga y les mantiene amordazados. Sabemos que les es muy dificil, casi imposible, pero sepan qué es lo que deseamos y que siempre estaremos con Uds. Y cuando algún día, vuestro libre país se erija, tendrán de nosotros el trato, el intercambio, la cooperación y el sincero aprecio que el buen vecino merece.
Samuel Auerbach
Netanya
Israel

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