Ofrecimiento que favorece a Israel.
El gobierno libanés otorgó al grupo chiíta Hezbollah el derecho de emplear cualquier medio con el fin de liberar tierras ocupadas por Israel. En cierto modo, esto convierte a Líbano, ni mas ni menos, en país del grupo terrorista. En caso de que Hezbollah intentase un ataque, se crearía entonces una nueva situación muy diferente a la vivida durante la guerra que Israel mantuvo con esa organización en el verano de 2006. De ser atacado, Israel consideraría que lo es por un estado y no por un grupo como lo fue antes. Según declaraciones del primer ministro Ehud Olmert en la sede de un mando militar, eso le daría más libertad de acción, y con el fin de terminar con la contienda lo antes posible, le permitiría no abstenerse en usar todos los instrumentos y medios masivos en su poder, superiores a los del enemigo y que no fueron usados en aquel entonces; esta vez las acciones bélicas podrían alcanzar a casas y ciudades. Esas palabras reflejan lo que generalmente sucede cuando la guerra es entre dos estados. Sería otra guerra que Israel no provocó, como lo fueron todas las anteriores, aunque muy distinta. Palabras que no alegran en absoluto, pero no exentas de realidad. Israel está rodeado de enemigos que no siempre se mantienen quietos. Enemigos que no quieren conversar, sólo quieren pelear.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel
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