Cuando en un pacto de intercambio de prisioneros se libera a muchos por pocos, se estimula al enemigo a raptar. Cuando se acepta que el enemigo devuelva cadáveres por presos que engordan y se educan en las cárceles israelíes, se le puede crear al enemigo la indiferencia entre matar o mantener con vida a sus prisioneros. A pesar de todos los males, Israel no escatima en liberar a terroristas, aún con sangre en sus manos, con tal de mitigar el dolor del pueblo, con tal de ver a sus hijos de regreso en casa, aunque sea sólo uno. Así es el Estado de Israel, cuyo primer ministro anunció que hasta fin de mes liberará a 150 terroristas palestinos a cambio ni de muchos ni de pocos, ni de vivos ni de muertos, a cambio de nada. Simplemente un gesto de buena voluntad hacia un hombre que ya ha demostrado honestas intenciones de paz. Gesto a mi parecer correcto y sin riesgos, tendiente a mejorar el ambiente en la negociaciones. Gesto movido por el inmenso deseo de paz que domina los corazones del país desde que nació. 150 criminales más sueltos por el mundo, no incrementarán el terror, ¿qué le hace una gota al mar?.
Samuel Auerbach
Netanya,Israel
martes, 30 de diciembre de 2008
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