martes, 30 de diciembre de 2008

El día llegará.

El antisemitismo no admite razones. Es en esencia un sentimiento y no un criterio pasible de discusión. Esa manera de sentir hace que los cerebros vean justos a razonamientos errados, predispone a crear o dar por ciertos hechos inexistentes, a falsear la historia, a tergiversar y acomodar noticias, ridicularizar, segregar, discriminar, aislar, castigar y hasta matar judíos simplemente por serlo. En algunos países el antisemitismo llegó a transformar a esas matanzas en deporte predilecto. Todas las ideas, motivos o hechos que el antisemita usa contra los judíos, los inventa o los adapta para alimentar y justificar lo que tiene muy adentro, manifestando placer al ponerlos en evidencia. Si existieron acontecimientos que no favorecieron a la imagen del judío, no son en número superior a los que tienen en su haber tantas otras naciones. Pero sucede que a los gentiles no se los odia...
Imposible demostrarles lo contrario, aún con pruebas contundentes. Siempre prevalece el aire que se respira en el ambiente familiar, heredado a través de los siglos. Es que justamente durante siglos, los judíos no contaban con los medio necesarios para influir y llegar a cambiar esa manera de sentir. Hoy existe Israel, la televisión, la prensa, el internet, a traves de los cuales se debe intentar por medio de publicaciones esclarecedoras constantes, desintoxicarlos y producir un vuelco en el sentir de esa gente. Llevará mucho, mucho tiempo, pero seguro que se podrá conseguir, como el efecto que produce el agua que cae sobre la piedra desgastándola. Hay que continuar con la obra sin perder las esperanzas. No existe otra manera. Llegará el día en que el pueblo judío, en un lejano futuro y en cualquier lugar del mundo, recogerá los frutos.
Samuel Auerbach
Netanya
Israel

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