Cuando en la Universidad Bar Ilan, Benjamín Netanyahu anunció que hacía suya la premisa que declara dos estados para dos pueblos en el medio oriente, el fanatismo religioso israelí con asiento en el gobierno se mordió los labios. Cuando ordenó la suspensión de las construcciones en los territorios por el termino de diez meses, esta vez levantó su voz de protesta acompañada con acciones lindantes a la subversión, y lanzando serias amenazas a la estabilidad de la coalición. Es natural que Netanyahu, que da indicios de no querer apartarse de su camino, esté buscando la manera de contrarrestar el efecto que produciría el retiro de la coalición de los partidos religiosos, arrastrando con ellos una significativa cantidad de escaños.
Frente a las dificultades y amenazas que el gobierno de Netanyahu está afrontando desde que dio muestras con hechos que la paz en Israel es su norte, la obligación de todos sus adversarios políticos es deponer las armas y ayudarlo en la tarea, y no esperar que su gobierno caiga para darles una oportunidad de subir al poder. Las elecciones que como consecuencia se llevarían a cabo, junto a otros inconvenientes no les ofrecen ninguna seguridad que así será. Además, se podría llegar como resultado de las mismas, a una situación semejante o peor que la actual.
Los liberales del país agrupados en distintos partidos políticos, que también ven en la paz con nuestros actuales y futuros vecinos una obligación primera, deben dejar de lado sus otras diferencias personales o políticas y unirse a él, para que juntos puedan facilitar la remoción de las dos grandes piedras en el camino de la paz: el fundamentalismo musulmán que niega la existencia de Israel y el fanatismo religioso interno que al no querer entregar territorios, anula toda esperanza de llegar a ella.
Cuánto es de lamentar que no hubo acuerdo cuando en las tratativas para formar gobierno, Netanyahu intentó convencer a Kadima que acepte su ofrecimiento. La función del presente es corregir los errores del pasado. Este es el momento.
Samuel Auerbach.
Netanya.
sábado, 26 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
Los dos frentes
El primer ministro Benjamín Netanyahu ofrece fehacientes indicios que quiere la paz. Lo demuestra la lucha que está manteniendo contra dos frentes difíciles, el externo y el interno. El frente externo es el que lleva a cabo junto al mundo liberal contra el fanatismo musulmán. Por el momento es un problema ideológico arduo de resolver. Convencer a Irán y a los grupos terroristas a los cuales les provee dinero y armas, que corresponde a Israel el derecho de existir en la región, sólo se podrá conseguir reemplazando a sus dirigentes, o ayudando a los factores subversivos intrínsecos que lo quieren hacer y que no faltan.
El frente interno es el que está librando Netanyahu contra el fanatismo religioso que impera en el país. Un fanatismo que cree factible el absurdo de una paz sin entrega de territorios. Es una lucha extremadamente complicada, pues la afronta contra los partidos que lo llevaron al poder y que constituyen mayoría en el gobierno. Es una lucha moralmente dolorosa, porque es contra autoridades religiosas a quienes honra y respeta.
A pesar que, como medida significativa a favor de la paz, sólo se ordenó la interrupción de las construcciones dentro de los territorios en litigio durante el término de diez meses, ya lo consideran traidor y lo amenazan con derribar al gobierno.
La negativa de los colonos a suspender sus construcciones en las colonias, toma caracteres violentos. Las fuerzas encargadas de hacer cumplir lo resuelto, se ven en serias dificultades frente a la resistencia agresiva de los colonos. Algunos rabinos insisten en adoctrinar a sus discípulos que sirven en las fuerzas armadas, a que desoigan los órdenes de sus superiores. Decenas de rabinos declaran que “la lealtad a Dios se encuentra ante cualquier otra lealtad, hacia el Gobierno o el Ejército”. Un verdadero ambiente de caos y subversión en esta primera fase, que por ahora no daña, pues no impide que el gobierno continúe con su política tendiente a reanudar las conversaciones de paz con los palestinos.
Pero esas conversaciones jamás podrán llegar a feliz término, si es que Netanyahu no encara la fase siguiente de su lucha interna: la liberación completa de ocupantes en los terrenos donde de común acuerdo se habrá de levantar al nuevo país árabe.
¿Qué ocurrirá en ese entonces con la coalición que formó el primer ministro? Es atinado pensar que frente al valor que tiene alcanzar la paz, las coaliciones pierden importancia.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel
El frente interno es el que está librando Netanyahu contra el fanatismo religioso que impera en el país. Un fanatismo que cree factible el absurdo de una paz sin entrega de territorios. Es una lucha extremadamente complicada, pues la afronta contra los partidos que lo llevaron al poder y que constituyen mayoría en el gobierno. Es una lucha moralmente dolorosa, porque es contra autoridades religiosas a quienes honra y respeta.
A pesar que, como medida significativa a favor de la paz, sólo se ordenó la interrupción de las construcciones dentro de los territorios en litigio durante el término de diez meses, ya lo consideran traidor y lo amenazan con derribar al gobierno.
La negativa de los colonos a suspender sus construcciones en las colonias, toma caracteres violentos. Las fuerzas encargadas de hacer cumplir lo resuelto, se ven en serias dificultades frente a la resistencia agresiva de los colonos. Algunos rabinos insisten en adoctrinar a sus discípulos que sirven en las fuerzas armadas, a que desoigan los órdenes de sus superiores. Decenas de rabinos declaran que “la lealtad a Dios se encuentra ante cualquier otra lealtad, hacia el Gobierno o el Ejército”. Un verdadero ambiente de caos y subversión en esta primera fase, que por ahora no daña, pues no impide que el gobierno continúe con su política tendiente a reanudar las conversaciones de paz con los palestinos.
Pero esas conversaciones jamás podrán llegar a feliz término, si es que Netanyahu no encara la fase siguiente de su lucha interna: la liberación completa de ocupantes en los terrenos donde de común acuerdo se habrá de levantar al nuevo país árabe.
¿Qué ocurrirá en ese entonces con la coalición que formó el primer ministro? Es atinado pensar que frente al valor que tiene alcanzar la paz, las coaliciones pierden importancia.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel
jueves, 10 de diciembre de 2009
Antisemitas y anti israelíes de igual raíz
Según la Biblia, Ismael fue hijo de Abraham y su sierva egipcia Agar, e Issac fue hijo de Abraham y su esposa Sara. Se acepta que los árabes descienden de Ismael y los judíos de Isaac, por lo que se deduce que árabes y judíos son parientes sanguíneos.
Según el diccionario cibernético Enciclonet, semita es la denominación de una de las familias étnicas más importantes de la Antigüedad que apareció en Oriente en torno al IV milenio a.C. Su nombre proviene de Sem, hijo de Noé, del cual se hacen descendientes. Los árabes, hebreos, caldeos, fenicios y sirios son los pueblos más representativos de esta etnia. Actualmente tan sólo los árabes y los judíos mantienen una lengua semítica, aunque en la antigüedad las lenguas semíticas se extendían por gran parte del Mediterráneo oriental.
Según Wikipedia, el término semita se refiere a aquellas personas cuya lengua materna es una lengua semita. Al igual que cualquier otra denominación étnica, no tiene ninguna denotación biológica sino únicamente cultural y lingüística. Las poblaciones actuales que tienen lenguas semíticas incluyen a los árabes, los judíos, los etíopes y los arameos (comunidades del Líbano y norte de Iraq).
De las tres fuentes se desprende que tanto los judíos como los árabes son semitas. Se podría suponer erróneamente entonces, que la palabra antisemita involucra el odio tanto a los judíos como a los árabes.
El odio a los judíos está documentado desde los orígenes del cristianismo y hay hipótesis que lo sitúan ya en la época helenística. Tanto la Biblia como la historia judía se refieren a enemigos de Israel desde el pasado más lejano.
Pero el primero que uso la palabra antisemita para exhortar hostilidad sólo contra los judíos, fue el periodista y agitador alemán Wilhelm Marr en un panfleto que difundió en 1879. Lo hizo sin tener en cuenta que, por su etimología, el término antisemita da a entender que se trata de un prejuicio contra los árabes, judíos y semitas en general. Desde entonces se lo usa en forma exclusiva para referirse a la hostilidad contra los judíos.
Después de la creación del estado e Israel, aparecieron dos nuevos vocablos: el antisionismo y el antiisraelismo.
El sionismo es un movimiento que nació en la diáspora tendiente a despertar en los judíos la pasión de volver a poblar La Palestina junto a los judíos que ya vivían allí, con la esperanza de que algún día se levantaría alli su país reconocido por el mundo. Por lo tanto, ser antisionista es negar la existencia misma de Israel en La Palestina y no se diferencia en nada con el antiisraelí.
Es natural que haya quienes no estén de acuerdo con la conducción de un gobierno, pero ello no justifica estar en contra del país y ponerse del lado de los países que lo quieren borrar del mapa. Así son los que se auto denominan antiisraelíes.
El antisemita, que es en esencia un enfermo de judeofobia muy difícil de tratar, está en contra del sionismo, en contra de Israel, en contra del judío como persona y de todo lo que haga o diga, por que lo odia sin desperdiciar nada de todo lo bueno que ese sufrido pueblo le ofreció a él y al resto del mundo.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Según el diccionario cibernético Enciclonet, semita es la denominación de una de las familias étnicas más importantes de la Antigüedad que apareció en Oriente en torno al IV milenio a.C. Su nombre proviene de Sem, hijo de Noé, del cual se hacen descendientes. Los árabes, hebreos, caldeos, fenicios y sirios son los pueblos más representativos de esta etnia. Actualmente tan sólo los árabes y los judíos mantienen una lengua semítica, aunque en la antigüedad las lenguas semíticas se extendían por gran parte del Mediterráneo oriental.
Según Wikipedia, el término semita se refiere a aquellas personas cuya lengua materna es una lengua semita. Al igual que cualquier otra denominación étnica, no tiene ninguna denotación biológica sino únicamente cultural y lingüística. Las poblaciones actuales que tienen lenguas semíticas incluyen a los árabes, los judíos, los etíopes y los arameos (comunidades del Líbano y norte de Iraq).
De las tres fuentes se desprende que tanto los judíos como los árabes son semitas. Se podría suponer erróneamente entonces, que la palabra antisemita involucra el odio tanto a los judíos como a los árabes.
El odio a los judíos está documentado desde los orígenes del cristianismo y hay hipótesis que lo sitúan ya en la época helenística. Tanto la Biblia como la historia judía se refieren a enemigos de Israel desde el pasado más lejano.
Pero el primero que uso la palabra antisemita para exhortar hostilidad sólo contra los judíos, fue el periodista y agitador alemán Wilhelm Marr en un panfleto que difundió en 1879. Lo hizo sin tener en cuenta que, por su etimología, el término antisemita da a entender que se trata de un prejuicio contra los árabes, judíos y semitas en general. Desde entonces se lo usa en forma exclusiva para referirse a la hostilidad contra los judíos.
Después de la creación del estado e Israel, aparecieron dos nuevos vocablos: el antisionismo y el antiisraelismo.
El sionismo es un movimiento que nació en la diáspora tendiente a despertar en los judíos la pasión de volver a poblar La Palestina junto a los judíos que ya vivían allí, con la esperanza de que algún día se levantaría alli su país reconocido por el mundo. Por lo tanto, ser antisionista es negar la existencia misma de Israel en La Palestina y no se diferencia en nada con el antiisraelí.
Es natural que haya quienes no estén de acuerdo con la conducción de un gobierno, pero ello no justifica estar en contra del país y ponerse del lado de los países que lo quieren borrar del mapa. Así son los que se auto denominan antiisraelíes.
El antisemita, que es en esencia un enfermo de judeofobia muy difícil de tratar, está en contra del sionismo, en contra de Israel, en contra del judío como persona y de todo lo que haga o diga, por que lo odia sin desperdiciar nada de todo lo bueno que ese sufrido pueblo le ofreció a él y al resto del mundo.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
La paja en el ojo ajeno
Nos preocupa mucho la lenta pero constante expansión del islamismo en el mundo, pero no prestamos la debida atención sobre qué es lo que está sucediendo en nuestra casa. Vemos la paja en el ojo ajeno. Así como los extremistas árabes quieren imponer las leyes del Corán en el mundo, de la misma manera el fanatismo religioso israelí trata de reemplazar las leyes laicas que rigen la justicia en Israel, por la leyes religiosas de la Halajá. Es decir, quieren convertir al democrático estado de Israel en otra teocracia más en el Medio Oriente. Lo prueban los Rabinos en las "ieshivot" cuando exhortan a sus discípulos a que se resistan a la ley, como hacen los Imanes en la mezquitas cuando predisponen a sus fieles contra Israel. Pero la prueba contundente es el discurso pronunciado recientemente por el actual ministro de justicia, y el aplauso que recibió de las autoridades en función que lo escuchaban. El ministro dijo, entre otros conceptos:
“Paso a paso, otorgaremos a los ciudadanos de Israel las leyes de la Torá y convertiremos a la Halajá en la legislación vinculante de la nación"., "Debemos recuperar la herencia de nuestros padres a la nación de Israel". “La Torá tiene la solución completa a todas las preguntas que estamos tratando."
En otras palabras, pretende, entre otras prohibiciones, prohibir en días sábados toda actividad que no sea religiosa, paralizando completamente al país una vez por semana; pretende prohibir a gran parte de la población, que se alimente con carne porcina y sus derivados, siendo mas saludable que la carne vacuna en ciertos aspectos; pretende denigrar a la mujer, prohibiéndole viajar en la parte delantera del transporte público; pretende prohibir el casamiento civil; pretende prohibir que se considere judío a todos los judíos que no se pongan los “tefilim; pretende imponer la pena de muerte a los homosexuales (Levítico 18:22: "Si alguno se juntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos); etc., etc.
Esto es lamentable y preocupante. Es un mal que debe ser tratado sin dilación. De la misma manera con que el fanatismo musulmán acosa al mundo, el fanatismo religioso interno está socavando los pilares de la democracia sobre los cuales todavía se sustenta Israel.
Israel ve con preocupación la apatía del mundo frente a la expansión del islam, ve con claridad que mientras exista el extremismo árabe, jamás podrá haber paz en la zona. Pero entonces ¿cómo es que no ve el peligro que representa el fanatismo religioso israelí con su marcada explosión demográfica?. Es tan imperioso frenar a Irán en su desarrollo atómico, como poner coto de alguna manera, la extensión de ese serio peligro que, además, debilita a nuestra fuerzas armadas, nos aleja de occidente e impide las conversaciones con el enemigo, cuyo comienzo constituye una fehaciente prueba de nuestros sinceros deseos de paz.
Como era de suponer, las palabras del ministro de justicia provocaron una ola de protestas en los sectores liberales del país, lo que llevó al ministro a disculparse de esta manera, según los diarios matutinos del día siguiente:
"No llamé a cambiar las leyes del país por la leyes de la “Halaja”. Se trata de un sistema legal alternativo que sólo el que lo desea lo puede adoptar."
Si es cierto que se expresó mal, que esa no fue su intención, los funcionarios religiosos y gubernamentales que lo aplaudieron no lo hicieron por lo que quiso decir, sino por lo que dijo. Yo sigo opinando que fue una natural exteriorización de lo que anhela, pues no creo que un abogado de la talla de Iaakov Neeman, no sepa volcar en palabras lo que piensa. Los que así se expresan y los que los festejan, son personas que sueñan con teocratizar al país. De ninguna manera deben formar parte del gobierno de Israel. Para evitar que la teocracia siga obstaculizando la conducción racional del país, se impone con urgencia separar la religión del estado. Ya en el siglo XVII de nuestra era, el gran filósofo judío Spinoza consideró útil esa separación. Su posición provocó la ira entre los judíos de Holanda, que lo excomulgaron por hereje cuando contaba 23 años de edad.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
“Paso a paso, otorgaremos a los ciudadanos de Israel las leyes de la Torá y convertiremos a la Halajá en la legislación vinculante de la nación"., "Debemos recuperar la herencia de nuestros padres a la nación de Israel". “La Torá tiene la solución completa a todas las preguntas que estamos tratando."
En otras palabras, pretende, entre otras prohibiciones, prohibir en días sábados toda actividad que no sea religiosa, paralizando completamente al país una vez por semana; pretende prohibir a gran parte de la población, que se alimente con carne porcina y sus derivados, siendo mas saludable que la carne vacuna en ciertos aspectos; pretende denigrar a la mujer, prohibiéndole viajar en la parte delantera del transporte público; pretende prohibir el casamiento civil; pretende prohibir que se considere judío a todos los judíos que no se pongan los “tefilim; pretende imponer la pena de muerte a los homosexuales (Levítico 18:22: "Si alguno se juntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos); etc., etc.
Esto es lamentable y preocupante. Es un mal que debe ser tratado sin dilación. De la misma manera con que el fanatismo musulmán acosa al mundo, el fanatismo religioso interno está socavando los pilares de la democracia sobre los cuales todavía se sustenta Israel.
Israel ve con preocupación la apatía del mundo frente a la expansión del islam, ve con claridad que mientras exista el extremismo árabe, jamás podrá haber paz en la zona. Pero entonces ¿cómo es que no ve el peligro que representa el fanatismo religioso israelí con su marcada explosión demográfica?. Es tan imperioso frenar a Irán en su desarrollo atómico, como poner coto de alguna manera, la extensión de ese serio peligro que, además, debilita a nuestra fuerzas armadas, nos aleja de occidente e impide las conversaciones con el enemigo, cuyo comienzo constituye una fehaciente prueba de nuestros sinceros deseos de paz.
Como era de suponer, las palabras del ministro de justicia provocaron una ola de protestas en los sectores liberales del país, lo que llevó al ministro a disculparse de esta manera, según los diarios matutinos del día siguiente:
"No llamé a cambiar las leyes del país por la leyes de la “Halaja”. Se trata de un sistema legal alternativo que sólo el que lo desea lo puede adoptar."
Si es cierto que se expresó mal, que esa no fue su intención, los funcionarios religiosos y gubernamentales que lo aplaudieron no lo hicieron por lo que quiso decir, sino por lo que dijo. Yo sigo opinando que fue una natural exteriorización de lo que anhela, pues no creo que un abogado de la talla de Iaakov Neeman, no sepa volcar en palabras lo que piensa. Los que así se expresan y los que los festejan, son personas que sueñan con teocratizar al país. De ninguna manera deben formar parte del gobierno de Israel. Para evitar que la teocracia siga obstaculizando la conducción racional del país, se impone con urgencia separar la religión del estado. Ya en el siglo XVII de nuestra era, el gran filósofo judío Spinoza consideró útil esa separación. Su posición provocó la ira entre los judíos de Holanda, que lo excomulgaron por hereje cuando contaba 23 años de edad.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
viernes, 27 de noviembre de 2009
El “no” de los palestinos.
Mientras que los grupos y naciones extremista musulmanes no otorguen a Israel el derecho de existir como país en la región, nunca podrá haber paz en el medio oriente. Los palestinos moderados que se esfuerzan en llegar a un acuerdo, jamás podrán concretar su estado por más esfuerzos que hagan y renunciamientos que otorguen u obtengan por parte de Israel, si es que el poderío bélico de la extrema musulmana, su antisemitismo innato y sus ansias de expansión por el mundo, los seguirán presionando. Siempre al final de las negociaciones dirán un “no” surgido desde las sombras donde se esconde el oscurantismo musulmán.
Es fácil deducir entonces que la lucha por la paz debe fijar sus acciones sobre su principal impedimento: Irán que, por intermedio de sus ejércitos aliados a los cuales alimenta, Hisballah y Hamas, pretende aniquilar a Israel.
Por supuesto que para llevar a cabo esa lucha con alguna posibilidad de éxito, es necesaria la intervención del mundo liberal que deberá tratar de hacerlo por todos lo medios a su alcance, ya sean pacíficos, sanciones internacionales, acciones bélicas o fortificando a las fuerzas internas iraníes que tratan de derribar al régimen dictatorial. Está comprobado que los medios pacíficos no dan resultado, pues si de esa manera no se consigue que Irán abandone sus pretenciones atómicas, menos aún lo será que reconozca que el Estado de Israel tiene derecho a existir. Nos quedan las otras tres opciones que no excluirán a las tratativas directas con los sectores palestinos moderados, a las que Israel no deberá de entorpecer con acciones que los provocan, que los irritan y aparentan no desear la paz, como por ejemplo, tolerar las colonias ilegales, continuar colonizando la zonas destinadas a negociar, y seguir expandiendo sobre los terrenos en litigio las colonias y ciudades ya existentes.
Si Israel no se opone a un Estado Palestino vecino con el cual se podrá vivir en paz, debe mantener libre de ocupantes su razonable oferta territorial, a la espera del inicio de las deliberaciones, cualesquiera que sean los interlocutores compañeros sentados en su mesa.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Es fácil deducir entonces que la lucha por la paz debe fijar sus acciones sobre su principal impedimento: Irán que, por intermedio de sus ejércitos aliados a los cuales alimenta, Hisballah y Hamas, pretende aniquilar a Israel.
Por supuesto que para llevar a cabo esa lucha con alguna posibilidad de éxito, es necesaria la intervención del mundo liberal que deberá tratar de hacerlo por todos lo medios a su alcance, ya sean pacíficos, sanciones internacionales, acciones bélicas o fortificando a las fuerzas internas iraníes que tratan de derribar al régimen dictatorial. Está comprobado que los medios pacíficos no dan resultado, pues si de esa manera no se consigue que Irán abandone sus pretenciones atómicas, menos aún lo será que reconozca que el Estado de Israel tiene derecho a existir. Nos quedan las otras tres opciones que no excluirán a las tratativas directas con los sectores palestinos moderados, a las que Israel no deberá de entorpecer con acciones que los provocan, que los irritan y aparentan no desear la paz, como por ejemplo, tolerar las colonias ilegales, continuar colonizando la zonas destinadas a negociar, y seguir expandiendo sobre los terrenos en litigio las colonias y ciudades ya existentes.
Si Israel no se opone a un Estado Palestino vecino con el cual se podrá vivir en paz, debe mantener libre de ocupantes su razonable oferta territorial, a la espera del inicio de las deliberaciones, cualesquiera que sean los interlocutores compañeros sentados en su mesa.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
viernes, 20 de noviembre de 2009
La paz de Netaniahu
“La secretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Rodham Clinton rechazó la demanda del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, para que Israel congele toda actividad de los asentamientos, como negociación previa a las deliberaciones”.
La noticia aparecida recientemente en la prensa, no hace referencia alguna al desmantelamiento de las colonias ilegales ni a la instalación de nuevas. Evitar que se “congele toda actividad de los asentamientos” significa permitir la expansión israelí dentro de los territorios a devolver, hasta tanto se reúna la comisión que trate sobre la paz en Oriente Medio.
Con esta nueva política aprobada por la señora Clinton, no creo que los palestinos, que ven cómo se colonizan los terrenos que exigen como suyos, quieran siquiera oír de un arreglo con Israel.
Es imprevisible el tiempo que esta situación se podrá mantener pero, con seguridad, será con exceso mayor que el necesario para que el primer ministro Netaniahu termine su mandato sin traicionar a los partidos que lo llevaron al poder.
Construir y expandir las colonias en los terrenos que Netaniahu está dispuesto a entregar, es similar a usar dinero destinado a devolver, con la diferencia que dinero, en el mejor de los casos, se podrá conseguir de otra fuente, pero la zona en cuestión, Cisjordania, es única e irremplazable.
Si Netaniahu está seguro que es factible llegar a un arreglo con los palestinos, también debe estar seguro que el nuevo país palestino se instalará en los territorios. No puede ser de otra forma.
¿Qué sentido tiene entonces invertir nuevos capitales y bienes en ellos, permitir que israelíes instalen sus viviendas allí, si es que está seguro que cuando llegue el tan ansiada acuerdo, esos capitales no se recuperarán, y esos israelíes tendrán que ser desalojados seguramente por la fuerza, como ya sucedió varias veces en Israel? A medida que pase el tiempo, la devolución será más dificultosa y más dolorosa.
No hay que ser genio ni profeta para vaticinar este desagradable porvenir. Cuanto más tiempo pase, el inconveniente será mayor. Se consolidarán las colonias y se acrecentará la población en ellas. Hasta puede ser que algunas se transformen en ciudades.
Es muy posible que el primer ministro Netaniahu guarde en su interior la convicción que difícilmente habrá paz en la zona, pero al convencer a la señora Clinton de que no se oponga a que Israel mantenga su política colonizadora en los territorios, se asegura el apoyo de los Estados Unidos a Israel y la soñada paz, la tranquilizadora paz que necesita dentro de su coalición de Gobierno.
Samuel Auerbach
Natanya, Israel
La noticia aparecida recientemente en la prensa, no hace referencia alguna al desmantelamiento de las colonias ilegales ni a la instalación de nuevas. Evitar que se “congele toda actividad de los asentamientos” significa permitir la expansión israelí dentro de los territorios a devolver, hasta tanto se reúna la comisión que trate sobre la paz en Oriente Medio.
Con esta nueva política aprobada por la señora Clinton, no creo que los palestinos, que ven cómo se colonizan los terrenos que exigen como suyos, quieran siquiera oír de un arreglo con Israel.
Es imprevisible el tiempo que esta situación se podrá mantener pero, con seguridad, será con exceso mayor que el necesario para que el primer ministro Netaniahu termine su mandato sin traicionar a los partidos que lo llevaron al poder.
Construir y expandir las colonias en los terrenos que Netaniahu está dispuesto a entregar, es similar a usar dinero destinado a devolver, con la diferencia que dinero, en el mejor de los casos, se podrá conseguir de otra fuente, pero la zona en cuestión, Cisjordania, es única e irremplazable.
Si Netaniahu está seguro que es factible llegar a un arreglo con los palestinos, también debe estar seguro que el nuevo país palestino se instalará en los territorios. No puede ser de otra forma.
¿Qué sentido tiene entonces invertir nuevos capitales y bienes en ellos, permitir que israelíes instalen sus viviendas allí, si es que está seguro que cuando llegue el tan ansiada acuerdo, esos capitales no se recuperarán, y esos israelíes tendrán que ser desalojados seguramente por la fuerza, como ya sucedió varias veces en Israel? A medida que pase el tiempo, la devolución será más dificultosa y más dolorosa.
No hay que ser genio ni profeta para vaticinar este desagradable porvenir. Cuanto más tiempo pase, el inconveniente será mayor. Se consolidarán las colonias y se acrecentará la población en ellas. Hasta puede ser que algunas se transformen en ciudades.
Es muy posible que el primer ministro Netaniahu guarde en su interior la convicción que difícilmente habrá paz en la zona, pero al convencer a la señora Clinton de que no se oponga a que Israel mantenga su política colonizadora en los territorios, se asegura el apoyo de los Estados Unidos a Israel y la soñada paz, la tranquilizadora paz que necesita dentro de su coalición de Gobierno.
Samuel Auerbach
Natanya, Israel
sábado, 7 de noviembre de 2009
Parte de los israelíes no admiten la discrepancia
No todos los israelíes están convencidos que el presidente Obama no apoya a Israel y ni vela por su seguridad. Si su intervención aún no logró un avance en el proceso de paz, es en parte debido a las dificultades que anteponen los israelíes que sueñan con una paz sin entrega de territorios. Un absurdo que no cabe en mentes que saben emplear la lógica cuando piensan. Tal es la mente de Obama; por eso lo consideran pernicioso para Israel. Tal fue la mente de Itzjak Rabin; por eso él ya no está entre nosotros.
Los israelíes que creen que podemos prescindir del apoyo americano, los que piensan que la muerte de Rabin fue necesaria pues con ello se alejó el peligro que corría la recuperación del bíblico Reino de Judea y Samaria, son aquellos que en estos momentos tienen representación mayoritaria en el Parlamento israelí.
No todos los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen. Pienso como muchos, que Israel tiene el derecho a un Gobierno que coloque a la paz por encima de toda pretensión material, especialmente si se tiene en cuenta que sus habitantes pertenecen al pueblo judío, que desde hace siglos no sabe qué significa vivir con tranquilidad. Rabin lo tenía muy presente y no lo ocultaba. Lo pregonaba por doquier, a pesar del peligro que con ello su vida corría. Su valentía, su nobleza y su honradez política le costaron la vida. Heroico soldado así como lo fue en las luchas armadas, así murió heroicamente luchando por la paz de su pueblo.
No es extraño que esos israelíes consideren enemigos de Israel al titular de la Casa Blanca y a las potencias occidentales que ofrecen su sana intervención en el proceso de paz. Esos israelíes no admiten otros pensamientos que no sea los suyos.
Acusan violentamente de enemigo al que piensa distinto, porque sus ideas están basadas en sentimientos en vez de serlo en justos criterios. En realidad son esos israelíes los verdaderos enemigos de la paz al pretender recuperar antiguos reinos.
Ya lo dije una vez: los sentimientos no admiten discusión. Sus convicciones son producto de manifestaciones anímicas fuertemente arraigadas en el subconsciente desde tiempos pretéritos que, con el poder que les ofrecen sus escaños, se empeñan en concretar.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
Los israelíes que creen que podemos prescindir del apoyo americano, los que piensan que la muerte de Rabin fue necesaria pues con ello se alejó el peligro que corría la recuperación del bíblico Reino de Judea y Samaria, son aquellos que en estos momentos tienen representación mayoritaria en el Parlamento israelí.
No todos los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen. Pienso como muchos, que Israel tiene el derecho a un Gobierno que coloque a la paz por encima de toda pretensión material, especialmente si se tiene en cuenta que sus habitantes pertenecen al pueblo judío, que desde hace siglos no sabe qué significa vivir con tranquilidad. Rabin lo tenía muy presente y no lo ocultaba. Lo pregonaba por doquier, a pesar del peligro que con ello su vida corría. Su valentía, su nobleza y su honradez política le costaron la vida. Heroico soldado así como lo fue en las luchas armadas, así murió heroicamente luchando por la paz de su pueblo.
No es extraño que esos israelíes consideren enemigos de Israel al titular de la Casa Blanca y a las potencias occidentales que ofrecen su sana intervención en el proceso de paz. Esos israelíes no admiten otros pensamientos que no sea los suyos.
Acusan violentamente de enemigo al que piensa distinto, porque sus ideas están basadas en sentimientos en vez de serlo en justos criterios. En realidad son esos israelíes los verdaderos enemigos de la paz al pretender recuperar antiguos reinos.
Ya lo dije una vez: los sentimientos no admiten discusión. Sus convicciones son producto de manifestaciones anímicas fuertemente arraigadas en el subconsciente desde tiempos pretéritos que, con el poder que les ofrecen sus escaños, se empeñan en concretar.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
viernes, 23 de octubre de 2009
No les interesa la paz
En la apertura del período de sesiones de invierno de la Kneset, Shimon Peres dijo que no había mejor solución al conflicto palestino-israelí que el plan de dos Estados.
El consejo Yesha (en hebreo, sigla de Judea y Samaria) lo criticó diciendo que sería prudente que guarde silencio sobre ésta y otras cuestiones, por el bien de su honor y posición. Es decir: declara abiertamente que se niega a la creación de un Estado palestino al lado de Israel, lo que equivale decir que se opone a la paz y a las conversaciones que tiendan a ella.
El consejo Yesha y sus partidarios en la Kneset, con el pretexto que los palestinos no desean la paz porque siempre dijeron “No” antes de llegar a un acuerdo (una conclusión no del todo desacertada), materializan un fuerte sentimiento surgido por nostalgias históricas haciendo creer al mundo que tampoco Israel quiere la paz.
Las acciones unilaterales llevadas a cabo por ese consejo, tienen el respaldo de partidos políticos que integran la coalición, con suficiente número de escaños como para derribar al Gobierno cuando lo crean conveniente.
Lo sorprendente es que Netaniahu dijo en Bar Ilán lo mismo que Peres en la Kneset, pero con el primero Yesha fue más condescendiente. Varios son los motivos que explican tal actitud. Puede ser que el primer ministro siempre estuvo en completo acuerdo con los partidos mayoritarios y lo dicho en Bar Ilán fueron palabras destinadas sólo para quedar bien con Obama, cuyo valioso apoyo político y logístico nos está prohibido perder. Pero también es posible que, aunque hayan sido sinceras sus palabras, la tácita amenaza de ese fuerte grupo de escaños no le permite oponerse a ellos sin peligrar la estabilidad de su coalición.
Cualesquiera sean los motivos, ciertas palabras tienen valor sólo si son acompañadas por hechos acordes. En nuestro caso, los hechos sólo responden a ideales de partidos que no desean una paz que suponga devolución de territorios, a pesar de las declaraciones de su primer ministro y de su presidente. Es difícil pronosticar hasta cuándo los países que apoyan y ayudan a Israel en la consecución de la paz, lo seguirán haciendo si es que Israel continúa sin remar con ellos en la misma dirección.
Una situación peligrosa e insostenible por lo ridícula. Y si es premeditada, imposible adivinar a qué fines obedece, y de qué manera es útil al país y al proceso de paz.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
El consejo Yesha (en hebreo, sigla de Judea y Samaria) lo criticó diciendo que sería prudente que guarde silencio sobre ésta y otras cuestiones, por el bien de su honor y posición. Es decir: declara abiertamente que se niega a la creación de un Estado palestino al lado de Israel, lo que equivale decir que se opone a la paz y a las conversaciones que tiendan a ella.
El consejo Yesha y sus partidarios en la Kneset, con el pretexto que los palestinos no desean la paz porque siempre dijeron “No” antes de llegar a un acuerdo (una conclusión no del todo desacertada), materializan un fuerte sentimiento surgido por nostalgias históricas haciendo creer al mundo que tampoco Israel quiere la paz.
Las acciones unilaterales llevadas a cabo por ese consejo, tienen el respaldo de partidos políticos que integran la coalición, con suficiente número de escaños como para derribar al Gobierno cuando lo crean conveniente.
Lo sorprendente es que Netaniahu dijo en Bar Ilán lo mismo que Peres en la Kneset, pero con el primero Yesha fue más condescendiente. Varios son los motivos que explican tal actitud. Puede ser que el primer ministro siempre estuvo en completo acuerdo con los partidos mayoritarios y lo dicho en Bar Ilán fueron palabras destinadas sólo para quedar bien con Obama, cuyo valioso apoyo político y logístico nos está prohibido perder. Pero también es posible que, aunque hayan sido sinceras sus palabras, la tácita amenaza de ese fuerte grupo de escaños no le permite oponerse a ellos sin peligrar la estabilidad de su coalición.
Cualesquiera sean los motivos, ciertas palabras tienen valor sólo si son acompañadas por hechos acordes. En nuestro caso, los hechos sólo responden a ideales de partidos que no desean una paz que suponga devolución de territorios, a pesar de las declaraciones de su primer ministro y de su presidente. Es difícil pronosticar hasta cuándo los países que apoyan y ayudan a Israel en la consecución de la paz, lo seguirán haciendo si es que Israel continúa sin remar con ellos en la misma dirección.
Una situación peligrosa e insostenible por lo ridícula. Y si es premeditada, imposible adivinar a qué fines obedece, y de qué manera es útil al país y al proceso de paz.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
jueves, 15 de octubre de 2009
Los extremistas son un obstáculo para la paz
La extrema israelí, como las demás corrientes extremistas en el lado palestino, aún se mantienen como los únicos grandes obstáculos para lograr la paz en el medio oriente. No es necesario ser de izquierda ni pertenecer a ninguna tendencia política, para ver que esa afirmación es innegable. Los hechos lo demuestran. Ya muchas veces hemos señalado que desde que el gobierno de Israel asumió el poder, no cesó la colonización en los territorios con la expresa intención de anexarlos, invalidando de esta manera la posición tomada por el primer ministro israelí, quien en su discurso en la Universidad de Bar Ilan, proclamó su acuerdo con el principio que establece dos estados para dos pueblos en el medio oriente.
¿En donde se habrá de instalar el otro estado si no es allí, justamente en los terrenos donde las colonias proliferan y en donde la construcción no es frenada? Una dualidad que no pasa desapercibida en los países interesados en solucionar el conflicto palestino-israelí, y en los pueblos que claman por la paz en la región. Un conducción a dos puntas que, ante la imposibilidad de encontrar soluciones, tiene por objeto dilatar la situación que por el momento se mantiene tranquila. Una dualidad destinada mantener la integridad de la coalición, y evitar problables anenazas a su jefe. Si Ytzjak Rabin hubiese conducido su gobierno en la misma forma, con seguridad no lo habrían asesinado. Ese fue el precio a su honradez política.
Esa carencia de definición acompañada con el consiguiente zigzagueo en la conducción del país, lleva ya demasiado tiempo. Eso es grave.
Pero tan o más grave aún, es constatar como esos grupos gubernamentales, basados en una exagerada y tonta auto sobrestimación, consideran innecesaria nuestra dependencia con los EEUU. Hasta se atreven a ensuciar la figura de su presidente tildándolo de enemigo de Israel, porque está en desacuerdo con la colonización de los territorios.
Es inaceptable que el gobierno, al poner en práctica exigencias movidas por anacrónicos ideales y al pronunciar perniciosas expresiones, esté dañando los tradicionales lazos amistosos que nos unen con los EEUU, nuestro incondicional aliado en innumerables aspectos. Un aliado que sin su ayuda económica, logística y política en el fuero internacional, sin su compromiso formal por velar por nuestra seguridad, tornaría muy oscuro el panorama existencial de Israel. Es un grave delito que se debería penar con la máxima condena que corresponde, pues poner en peligro el apoyo del país del norte, equivale a atentar contra la seguridad del estado.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
¿En donde se habrá de instalar el otro estado si no es allí, justamente en los terrenos donde las colonias proliferan y en donde la construcción no es frenada? Una dualidad que no pasa desapercibida en los países interesados en solucionar el conflicto palestino-israelí, y en los pueblos que claman por la paz en la región. Un conducción a dos puntas que, ante la imposibilidad de encontrar soluciones, tiene por objeto dilatar la situación que por el momento se mantiene tranquila. Una dualidad destinada mantener la integridad de la coalición, y evitar problables anenazas a su jefe. Si Ytzjak Rabin hubiese conducido su gobierno en la misma forma, con seguridad no lo habrían asesinado. Ese fue el precio a su honradez política.
Esa carencia de definición acompañada con el consiguiente zigzagueo en la conducción del país, lleva ya demasiado tiempo. Eso es grave.
Pero tan o más grave aún, es constatar como esos grupos gubernamentales, basados en una exagerada y tonta auto sobrestimación, consideran innecesaria nuestra dependencia con los EEUU. Hasta se atreven a ensuciar la figura de su presidente tildándolo de enemigo de Israel, porque está en desacuerdo con la colonización de los territorios.
Es inaceptable que el gobierno, al poner en práctica exigencias movidas por anacrónicos ideales y al pronunciar perniciosas expresiones, esté dañando los tradicionales lazos amistosos que nos unen con los EEUU, nuestro incondicional aliado en innumerables aspectos. Un aliado que sin su ayuda económica, logística y política en el fuero internacional, sin su compromiso formal por velar por nuestra seguridad, tornaría muy oscuro el panorama existencial de Israel. Es un grave delito que se debería penar con la máxima condena que corresponde, pues poner en peligro el apoyo del país del norte, equivale a atentar contra la seguridad del estado.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
viernes, 9 de octubre de 2009
Dos grandes escollos.
La paz no llega ni se vislumbra. El gobierno de Israel y la Autoridad Palestina no están dispuestos a sentarse y conversar. No quieren renunciar a posiciones que mantienen y que niegan la posible paz que esos pueblos claman. Ninguna de las parte esta dispuesta a ofrecer siquiera un sólo gesto que compruebe la sinceridad de sus deseos de llegar a un acuerdo amistoso.
Sólo dos renunciamientos, uno por cada parte, serían suficiente para que los enemistados dejen de mostrarse los dientes y comiencen a sonreir el uno hacia el otro. Israel puede y debe hacerlo aunque duela. Lo acaba decir el presidente de Israel Shimon Peres en el reciente mensaje dirigido a las Diásporas, cuando afirmó “La ocasión de alcanzar la paz está en puertas y no se la debe dejar pasar, aún si ello exige dolorosas concesiones”.
Entonces ¿porqué no comenzar solucionando el tremendo escollo que significan las colonias ilegales y la expansión en los lugares donde se tendrá que levantar el futuro estado palestino? Es un paso positivo que no pone en peligro su seguridad. No es ninguna concesión territorial. No es volver a incurrir en el craso error de entregar tierra alguna, sin antes concretar con el enemigo una paz duradera con fronteras aseguradas por la confianza mutua. Es sólo un inocuo gesto que pondrá en relieve la sinceridad de Netanyahu cuando hizo suyo en la Universidad Bar Ilán, el principo que asegura dos estados para dos pueblos.
Si la Autoridad Palestina quiere en realidad instalar su añorado país al lado de Israel y no en lugar de él, ¿porqué no abandona su obstinado rechazo de considerar a su futuro vecino como un estado judío? Su seguridad no corre peligro con ello, y con ello renovaría la esperanza de ver concretado su sueño. Ninguna de las partes está dispuesta a ser la primera en ofrecer esos inofensivos desprendimientos, que son la llave que abre los portones del recinto que alberga la paz. ¿Qué ocultan las autoridades de esos sufrientes pueblos?. ¿Es posible que puedan existir objetivos más importantes que llegar a esa meta? Lamentablemente, no hay duda que algo los frena.
Un buen paso hacia la paz hubiera sido si Benjamín Netanyahu durante su estupendo discurso en la UN, en la que dejó sin respuesta al régimen iraní y a las organizaciones mundiales, a los que tiró a las tablas con un rotundo knok out, hubiese anunciado ese positivo gesto en los territorios. Equivaldría a robustecer la imagen de Israel en los países que lo apoyan, esa imagen que tanto le molesta cuando es tergiversada, mientras que La Autoridad Palestina hubiese quedado en posición no muy cómoda ante la opinión mundial, al aparentar como único escollo para la paz.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel
Sólo dos renunciamientos, uno por cada parte, serían suficiente para que los enemistados dejen de mostrarse los dientes y comiencen a sonreir el uno hacia el otro. Israel puede y debe hacerlo aunque duela. Lo acaba decir el presidente de Israel Shimon Peres en el reciente mensaje dirigido a las Diásporas, cuando afirmó “La ocasión de alcanzar la paz está en puertas y no se la debe dejar pasar, aún si ello exige dolorosas concesiones”.
Entonces ¿porqué no comenzar solucionando el tremendo escollo que significan las colonias ilegales y la expansión en los lugares donde se tendrá que levantar el futuro estado palestino? Es un paso positivo que no pone en peligro su seguridad. No es ninguna concesión territorial. No es volver a incurrir en el craso error de entregar tierra alguna, sin antes concretar con el enemigo una paz duradera con fronteras aseguradas por la confianza mutua. Es sólo un inocuo gesto que pondrá en relieve la sinceridad de Netanyahu cuando hizo suyo en la Universidad Bar Ilán, el principo que asegura dos estados para dos pueblos.
Si la Autoridad Palestina quiere en realidad instalar su añorado país al lado de Israel y no en lugar de él, ¿porqué no abandona su obstinado rechazo de considerar a su futuro vecino como un estado judío? Su seguridad no corre peligro con ello, y con ello renovaría la esperanza de ver concretado su sueño. Ninguna de las partes está dispuesta a ser la primera en ofrecer esos inofensivos desprendimientos, que son la llave que abre los portones del recinto que alberga la paz. ¿Qué ocultan las autoridades de esos sufrientes pueblos?. ¿Es posible que puedan existir objetivos más importantes que llegar a esa meta? Lamentablemente, no hay duda que algo los frena.
Un buen paso hacia la paz hubiera sido si Benjamín Netanyahu durante su estupendo discurso en la UN, en la que dejó sin respuesta al régimen iraní y a las organizaciones mundiales, a los que tiró a las tablas con un rotundo knok out, hubiese anunciado ese positivo gesto en los territorios. Equivaldría a robustecer la imagen de Israel en los países que lo apoyan, esa imagen que tanto le molesta cuando es tergiversada, mientras que La Autoridad Palestina hubiese quedado en posición no muy cómoda ante la opinión mundial, al aparentar como único escollo para la paz.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel
viernes, 25 de septiembre de 2009
Lamentos sin fundamentos
Pinchas Wallerstein, director general del Consejo Yesha, se queja que las jóvenes parejas de colonos no tienen donde ir a vivir. Dice que el ministro de defensa Ehud Barak permite la continuación sólo de las construcciones autorizadas en los territorios, lo que considera insuficiente para satisfacer la enorme demanda de viviendas en las colonias. La derecha está convencida que los territorios conquistados durante la guerra del 67, son territorios recuperados. Son territorios que bajo ningún punto de vista deben ser devueltos porque formaban parte de los reinos bíblicos de Israel y Judea. La política colonizadora de esas tierras tiene esa finalidad y constituye una clara negación del principio de “dos estados para dos pueblos” sustentado por el primer ministro. El primer ministro lo sabe, pero no se opone como debería hacerlo demostrando con ello una ambigüedad que con evidente desagrado, no pasa inadvertida en los países que nos acompañan en la búsqueda de la paz en la zona. Existen en Israel otros lugares menos problemáticos en donde las nuevas parejas quejosas pueden construir sus nidos y dar solución a su legítimo problema. Pero insisten en hacerlo en esos territorios cuestionados por el mundo, poniendo escollos al comienzo de un camino que nos ofrece una esperanza de paz. No se debe permitir que añoranzas históricas encubran la visión de una posible paz. Es sensato preferir un hogar pequeño con paz y seguridad, a una patria grande y siempre amenazada. Dado el poderoso y sofisticado armamento que actualmente está en manos de la humanidad, la seguridad no la ofrece el tamaño del país ni las fortificaciones en sus fronteras, sólo la dan los convenios amistosos basados en la confianza mutua. Sería mucho más provechoso que el deseo de expansión de los colonos sea aplicado en poblar el Neguev como lo soñó Ben Gurión, o en levantar sus hogares en la Galilea, cuya población árabe ya supera a la judía. De los aproximadamente 1,5 millones de habitantes de la Galilea, el 52 % son árabes. Las proyecciones demográficas indican que en menos de 15 años, en esa región la población árabe constituirá el 90 % (Joseph Hodara). La derecha no lo ignora pero no le da a ese serio problema la importancia que tiene, prefiriendo satisfacer sus aspiraciones basadas en la historia, en vez de instalarse en lugares donde su presencia nos beneficiaría a todos. La política colonizadora en los territorios provoca el alejamiento del apoyo mundial a nuestra causa, e imposibilita el retorno a las conversaciones que siempre nos brindan una esperanza de paz.
Samuel Auerbach
Samuel Auerbach
martes, 22 de septiembre de 2009
Brisas de esperanza.
Nuevos vientos de paz soplan en el medio oriente. Iniciativas con capitales de particulares con suficiente sano criterio como para entender la necesidad de una convivencia pacífica en la zona, poniendo al olvido venganzas y aspiraciones mezquinas, sin presiones de grupos o de partidos, sin ansias políticas ni deseos egocéntricos, han promovido un movimiento que ya ha adquirido gran cantidad de adeptos entre los palestinos. Ya han puesto manos a la obra al ambicioso proyecto. Están construyendo una pequeña ciudad modelo sin enmascarados civiles armados caminando por las calles, para que los árabes que así lo deseen, puedan saborear el vivir en paz, libertad y prosperidad sin tener que imaginarlo. Una ciudad novedosa que se unirá a otras para formar el estado que siempre estuvo en la imaginación del pueblo palestino que, en su gran mayoría, aún se mantiene subyugado por propios correligionarios, quienes agrupados en peligrosas organizaciones de desalmados sin aprecio alguno por la vida, se han enloquecido por el afán de dominio y expansión.
Es imprescindible que el proyecto no fracase, por que desde hace mucho tiempo ese pueblo lo esta pidiendo a gritos y porque es un ingenioso y optimista intento de iniciar un nuevo camino que conduzca al fin del conflicto en la región. En el medio oriente, en la proximidades de Ramalla, se está levantando esa ciudad modelo llamada Rawabi que será una de las tantas ciudades del nuevo Estado Palestino que sabrá vivir en paz con sus vecinos. Existen entre los árabes quienes aprecian la calidad de vida en los países de occidente, en donde la mujer es libre y con los mismos derechos que el hombre, en donde se puede opinar distinto sin que sea torturado o asesinado por la autoridad, en donde la violencia es reemplazada por la cultura. Vimos recientemente a esa gente en Irán, una muchachada que clamó por el cambio. Pero allí también sucedió lo que siempre aconteció en el pueblo palestino: esos sueños fueron reprimidos con la cárcel, la tortura y la muerte.
Todavía no se conocen reacciones en Irán y en los grupos terroristas a las que arma y estimula. Es muy probable que consideren a los impulsores del proyecto como traidores y a los felices habitantes como herejes. Es difícil prever los acontecimientos. La sombra de la represión siempre existirá mientras existan los grupos extremistas que no admiten ningún cambio en sus anacrónicas costumbres. Es por eso que para que tanta felicidad, para que ese sueño dorado se concrete hasta el final, será necesaria la ayuda y protección del foro internacional, incluyendo a Israel.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Es imprescindible que el proyecto no fracase, por que desde hace mucho tiempo ese pueblo lo esta pidiendo a gritos y porque es un ingenioso y optimista intento de iniciar un nuevo camino que conduzca al fin del conflicto en la región. En el medio oriente, en la proximidades de Ramalla, se está levantando esa ciudad modelo llamada Rawabi que será una de las tantas ciudades del nuevo Estado Palestino que sabrá vivir en paz con sus vecinos. Existen entre los árabes quienes aprecian la calidad de vida en los países de occidente, en donde la mujer es libre y con los mismos derechos que el hombre, en donde se puede opinar distinto sin que sea torturado o asesinado por la autoridad, en donde la violencia es reemplazada por la cultura. Vimos recientemente a esa gente en Irán, una muchachada que clamó por el cambio. Pero allí también sucedió lo que siempre aconteció en el pueblo palestino: esos sueños fueron reprimidos con la cárcel, la tortura y la muerte.
Todavía no se conocen reacciones en Irán y en los grupos terroristas a las que arma y estimula. Es muy probable que consideren a los impulsores del proyecto como traidores y a los felices habitantes como herejes. Es difícil prever los acontecimientos. La sombra de la represión siempre existirá mientras existan los grupos extremistas que no admiten ningún cambio en sus anacrónicas costumbres. Es por eso que para que tanta felicidad, para que ese sueño dorado se concrete hasta el final, será necesaria la ayuda y protección del foro internacional, incluyendo a Israel.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Hay que frenar a Irán.
En el siglo XXI aún persiste el salvajismo de tiempos pretéritos, de la época en la que Nerón arrojaba gente a las fieras para divertir a las masas.
El concepto del perdón, caridad, humanidad, compasión y respeto por la vida, son reemplazados por odio, crueldad y venganza. La piedad y el dolor por el sufrimiento ajeno que no se conocía en aquellos tiempos, siguen sin ser conocidos en muchos lugares de nuestro planeta. Irán y sus secuaces aún viven en el oscurantismo de tiempos pasados. Sus leyes, costumbres y muchos hechosque fueron registrados con cámaras fotográficas o de video, no caben dentro del mundo civilizado de hoy. Escenas desgarrantes que hieren al más insensible, convertidos ante sus ojos en fríos y rutinarios espectáculos como los que fueron en tiempos prehistóricos, se repiten cuando aplican la ley divina a su pueblo, en la lucha interna por la hegemonía de grupos y en el esfuerzo por eliminar al Estado de Israel. Sacar a colación algunos de sus cruentos actos sería manchar con sangre inocente y sensación de repugnancia a esta nota. Sin dar detalles sólo recordemos la barbárica muerte de una niña en Naharía, y cómo después de 30 años el asesino es aclamado en El Líbano donde el grupo Hisballah tiene su sede.
No dejemos de lado la triste importancia que tiene la educación que Hamas imparte a sus niños y jóvenes en las escuelas de sus campamentos de verano, en donde el terrorismo, el odio y el culto a la muerte son parte del programa de estudios. ¿Qué más se necesita para tener la certeza de estar frente a peligrosos seres sin frenos y con desprecio completo por la vida, esa maravillosa vida que tanto nos enseñaron a protejer y amar?.
Es por eso que en propia defensa, el occidente debe dejar de vacilar en detener el proceso que terminará con la introducción del poder destructivo de la bomba atómica en los arsenales de esta gente, en los almacenes bélicos de terroristas que no tienen líneas rojas en la ejecución de sus planes, que quieren borrar del mapa a un país vecino que no los amenaza y que sueñan con islamizar al mundo. El continuo empeño de Irán en desarrollar misiles de largo alcance que pueden llegar a Europa, demuestran que no sólo Israel se encuentra en su mirilla. El poder atómico en manos irresponsables, es un paligro para todos los seres vivientes. El tiempo marcha peligrosamente en progresión geométrica a favor de una segura hecatombe. No falta mucho que la cuenta regresiva llegue a cero. Es necesario frenar esa carrera demencial, antes de que sea demasiado tarde.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
El concepto del perdón, caridad, humanidad, compasión y respeto por la vida, son reemplazados por odio, crueldad y venganza. La piedad y el dolor por el sufrimiento ajeno que no se conocía en aquellos tiempos, siguen sin ser conocidos en muchos lugares de nuestro planeta. Irán y sus secuaces aún viven en el oscurantismo de tiempos pasados. Sus leyes, costumbres y muchos hechosque fueron registrados con cámaras fotográficas o de video, no caben dentro del mundo civilizado de hoy. Escenas desgarrantes que hieren al más insensible, convertidos ante sus ojos en fríos y rutinarios espectáculos como los que fueron en tiempos prehistóricos, se repiten cuando aplican la ley divina a su pueblo, en la lucha interna por la hegemonía de grupos y en el esfuerzo por eliminar al Estado de Israel. Sacar a colación algunos de sus cruentos actos sería manchar con sangre inocente y sensación de repugnancia a esta nota. Sin dar detalles sólo recordemos la barbárica muerte de una niña en Naharía, y cómo después de 30 años el asesino es aclamado en El Líbano donde el grupo Hisballah tiene su sede.
No dejemos de lado la triste importancia que tiene la educación que Hamas imparte a sus niños y jóvenes en las escuelas de sus campamentos de verano, en donde el terrorismo, el odio y el culto a la muerte son parte del programa de estudios. ¿Qué más se necesita para tener la certeza de estar frente a peligrosos seres sin frenos y con desprecio completo por la vida, esa maravillosa vida que tanto nos enseñaron a protejer y amar?.
Es por eso que en propia defensa, el occidente debe dejar de vacilar en detener el proceso que terminará con la introducción del poder destructivo de la bomba atómica en los arsenales de esta gente, en los almacenes bélicos de terroristas que no tienen líneas rojas en la ejecución de sus planes, que quieren borrar del mapa a un país vecino que no los amenaza y que sueñan con islamizar al mundo. El continuo empeño de Irán en desarrollar misiles de largo alcance que pueden llegar a Europa, demuestran que no sólo Israel se encuentra en su mirilla. El poder atómico en manos irresponsables, es un paligro para todos los seres vivientes. El tiempo marcha peligrosamente en progresión geométrica a favor de una segura hecatombe. No falta mucho que la cuenta regresiva llegue a cero. Es necesario frenar esa carrera demencial, antes de que sea demasiado tarde.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
viernes, 18 de septiembre de 2009
El juez que cayó en la trampa.
El maquiavélico ardid de Hamas le reportó rotundos éxitos, algunos previstos y otros inesperados. Su plan consistió en provocar a Israel para que ataque a Gaza. Aún sabiendo de antemano que militarmente no tendría ninguna posibilidad de triunfar, su real propósito fue despertar en el mundo apoyo y compasión por el débil y censura hacia el fuerte. Gracias a la falta de sensibilidad y desprecio por la vida que caracterizan a los grupos terroristas, le fue muy fácil a Hamás poner en marcha su siniestro plan. Cuanto más víctimas se producían en Gaza, mayor el impacto que produciría. Con ello se explica el almacenar arsenales en escuelas, hospitales, mezquitas, casas particulares; el lanzamiento de proyectiles en zonas densamente pobladas; el usar a humanos como escudo, el negar refugio a civiles a pesar de la advertencias del ejército israelí etc., etc. El éxito de Hamás se hizo notar en capas con manifiesta simpatía hacia él, que desgraciadamente existen en gran cantidad y con gran influencia política. El mundo antisemita estuvo incondicionalmente de su lado con estruendosas manifestaciones públicas apenas iniciadas las acciones bélicas. Al poco tiempo de terminada la guerra, cayeron en el juego de Hamás instituciones en el orden mundial, como ser Amistía y la Cruz Roja, y con bastante dilación, lo hizo recientemente el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con la comisión que encabeza el juez Richard J. Goldstone, que no tuvo en cuenta en su informe que Israel no tuvo otra alternativa que atacar para defender a su pueblo. El juez no tuvo en cuenta en su informe, que durante ocho años nadie hizo nada para convencer a Hamás que dejara de hostigar a inocentes pobladores, pero en cambio se ordenaba insistentemente a Israel que detenga su defensa. La paciencia frente a los incesantes bombardeos y rupturas de treguas por parte de Hamás, no pudo durar más que ocho años. Las muertes, daños físicos y traumas psicológicos aún no superados, hacían insoportable la vida a más de un millón de israelíes y era imposible seguir manteniendo pasividad por más tiempo. El juez Goldstone no lo dice en su informe. Culpó a Israel por el efecto que sus balas produjeron sobre los civiles en Gaza, sin indultarlo por las evidencias que demuestran que Hamás los empujó deliberadamente a la muerte. También el juez cayó en la trampa tendida por Hamás.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Conversemos.
Ven, siéntate al lado mío y conversemos como dos amigos. Dentro de unos días cumpliré un año más y pensé qué mejor para celebrarlo, que contribuir a abrir una nueva página en nuestras relaciones. Sé que me odias y que no aceptas mi amistad. Es por un rato corto solamente. Yo no te odio y aunque sea judío no creas que te perjudicaré si te sientas a mi lado para charlar. Al contrario, quiero ayudarte porque sé que estás enfermo aunque tú no lo sepas.
Quiero ayudarte a eliminar de tu cuerpo una espina maligna que no te deja razonar. Una espina que segrega un veneno que obnubila y te oculta el saber que soy un ser como todos los seres humanos. Ni mejor ni peor que los demás. Con sus mismos defectos y sus mismas virtudes.
Tienes clavada una espina maligna que hace que me odies, sin que tengas motivos ni te interese encontrarlos. Que hace que aseveres historias improbables que me culpan, y no quieras saber de verdades que me absuelven. Que siempre me recrimines los daños que alguna vez te pude haber producido, sin que jamás recuerdes la inmensa cantidad de bondades que durante el transcurso de los siglos te brindé. Las heridas que te pudieron haber causado los errores y los males que se me deslizaron, son las mismas heridas que por los mismos errores y los mismos males, gentiles como tú, tantas veces te laceraron. Pero tu enfermedad hace que sólo a mí me juzgues y me lo reproches.
¿Te das cuenta ahora de qué manera esa espina que quiero ayudarte a extirpar, no te deja pensar como deberías, y te hace actuar injustamente? Te diré, aunque te duela, que estás muy enfermo de antisemitismo. Así se llama esa horrible y milenaria enfermedad que tú padeces, que me daña y te daña. Me daña y hasta peligra mi vida durante sus crisis. Te daña porque te envenena con odio, y el odio es uno de los peores sentimientos. Odio es el antónimo de amor. Feliz es el que ama, desdichado el que odia.
Pero... ¿alguna vez te preguntaste a tí mismo cómo y porqué te enfermaste?. Nunca te lo preguntaste porque esa enfermedad, que ataca a la zona cognitiva del cerebro, hizo que nunca supieras que estabas enfermo. Es por eso que yo quiero darte una mano. Puede ser que sea útil el explicarte cómo se produce. Escucha bien. Es una enfermedad que se inculca tempranamente a través de una persistente educación impartida por educadores atacados por la misma enfermedad. Una vez inculcada, se instala en el subconsciente como una espina clavada en profundidad, como son todas las ideas que se absorben en la niñez.
Reconozco que a pesar de mi ayuda, te será dificil curarte. Aunque sea por un instante, trata de no odiarme. Sé que te será muy dificil imaginarte que ya no guardas más esa espina. Pero si lo logras hacer, te darás cuenta qué necio fuiste y cuán equivocado estabas cuando conceptuabas a este judío sentado al lado tuyo, que ama a la paz entre los hombres, que no te odia y detesta que lo odies. Este judío que siempre soñó con ser tu amigo.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Quiero ayudarte a eliminar de tu cuerpo una espina maligna que no te deja razonar. Una espina que segrega un veneno que obnubila y te oculta el saber que soy un ser como todos los seres humanos. Ni mejor ni peor que los demás. Con sus mismos defectos y sus mismas virtudes.
Tienes clavada una espina maligna que hace que me odies, sin que tengas motivos ni te interese encontrarlos. Que hace que aseveres historias improbables que me culpan, y no quieras saber de verdades que me absuelven. Que siempre me recrimines los daños que alguna vez te pude haber producido, sin que jamás recuerdes la inmensa cantidad de bondades que durante el transcurso de los siglos te brindé. Las heridas que te pudieron haber causado los errores y los males que se me deslizaron, son las mismas heridas que por los mismos errores y los mismos males, gentiles como tú, tantas veces te laceraron. Pero tu enfermedad hace que sólo a mí me juzgues y me lo reproches.
¿Te das cuenta ahora de qué manera esa espina que quiero ayudarte a extirpar, no te deja pensar como deberías, y te hace actuar injustamente? Te diré, aunque te duela, que estás muy enfermo de antisemitismo. Así se llama esa horrible y milenaria enfermedad que tú padeces, que me daña y te daña. Me daña y hasta peligra mi vida durante sus crisis. Te daña porque te envenena con odio, y el odio es uno de los peores sentimientos. Odio es el antónimo de amor. Feliz es el que ama, desdichado el que odia.
Pero... ¿alguna vez te preguntaste a tí mismo cómo y porqué te enfermaste?. Nunca te lo preguntaste porque esa enfermedad, que ataca a la zona cognitiva del cerebro, hizo que nunca supieras que estabas enfermo. Es por eso que yo quiero darte una mano. Puede ser que sea útil el explicarte cómo se produce. Escucha bien. Es una enfermedad que se inculca tempranamente a través de una persistente educación impartida por educadores atacados por la misma enfermedad. Una vez inculcada, se instala en el subconsciente como una espina clavada en profundidad, como son todas las ideas que se absorben en la niñez.
Reconozco que a pesar de mi ayuda, te será dificil curarte. Aunque sea por un instante, trata de no odiarme. Sé que te será muy dificil imaginarte que ya no guardas más esa espina. Pero si lo logras hacer, te darás cuenta qué necio fuiste y cuán equivocado estabas cuando conceptuabas a este judío sentado al lado tuyo, que ama a la paz entre los hombres, que no te odia y detesta que lo odies. Este judío que siempre soñó con ser tu amigo.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
martes, 8 de septiembre de 2009
El timonel mejoró su rumbo.
El giro hacia la izquierda que Netanyahu dio a su política, originó claras demostraciones de aprobación en el mundo occidental, y una reacción adversa en los grupos que facilitaron su ascenso al poder. Se ha llegado a una situación semejante a la que provocó la ruptura del Likud en el año 2005, y que dio motivo al nacimiento de Kadima liderado por Ariel Sharón. Cabe recordar que en aquel entonces, los disidentes del likud capitaneados por Benjamín Netanyahu, provocaron esa ruptura partidaria en respuesta a las declaraciones pronunciadas por su líder por las que aceptaba otorgar “dolorosas concesiones” al enemigo y por llevar a cabo un plan de retirada unilateal israelí. Ahora Netanyahu está viviendo una situación parecida a la que Sharón vivió en aquel entonces. El admitir el principio “dos estados para dos pueblos”, las promesas de desmantelar las colonias ilegales y congelar las nuevas construcciones en los territorios, sobrepasaron el cupo de paciencia que la derecha estaba soportando. Miembros de la derecha, entre los que se encuentra el presidente del parlamento Reuvén Rivlin, comenzaron a levantar su voz de protesta. ¿Les causarán más adelante a Netanyahu lo que Netanyahu le causó a Sharón?. El giro del primer ministro lo hace factible.
La historia se esta poniendo interesante. Una posibilidad es que la derecha siga tragando saliva y mordiéndose los labios como lo hicieron hasta ahora, con tal de no abandonar el gobierno y verse gobernada por la izquierda. En caso que los nuevos disidentes se retiren de la coalición, no creo que Netanyahu forme un nuevo partido como lo hizo Sharón. También descarto que a último momento se produzca un marcado arrepentimiento de su parte, que en nada contribuiría a su buen nombre en el ámbito internacional, a pesar del zigzagueo demostrado últimamente que mucho enojó a Obama, su socio en lograr la paz en la zona. Quedan dos alternativas: Una muy poco probable, llamar a nuevas elecciones, y la otra más factible, mantener su liderazgo volviendo a ofrecer su ingreso al gobierno a Tzipi Livni y su partido Kadima, cuyos postulados no se alejan en mucho a los que actualmente orientan a Netanyahu. En este caso no podrá oponerse en aceptar lo que una vez le negó: alternar con ella la jefatura del país, si es que ella aún insiste. El giro que Netanyahu le dio a su timón, ¿fue en respuesta a presiones externas?, ¿fue en realidad un cambio en su manera de pensar o una maniobra que tenía prevista?, ¿usó a la derecha sólo para llegar al poder?. La inteligencia y sagacidad demostrada por el primer mandatario en otras ocasiones, ponen a estos interrogantes en la lista de posibilidades.
Samuel Auerbach,
La historia se esta poniendo interesante. Una posibilidad es que la derecha siga tragando saliva y mordiéndose los labios como lo hicieron hasta ahora, con tal de no abandonar el gobierno y verse gobernada por la izquierda. En caso que los nuevos disidentes se retiren de la coalición, no creo que Netanyahu forme un nuevo partido como lo hizo Sharón. También descarto que a último momento se produzca un marcado arrepentimiento de su parte, que en nada contribuiría a su buen nombre en el ámbito internacional, a pesar del zigzagueo demostrado últimamente que mucho enojó a Obama, su socio en lograr la paz en la zona. Quedan dos alternativas: Una muy poco probable, llamar a nuevas elecciones, y la otra más factible, mantener su liderazgo volviendo a ofrecer su ingreso al gobierno a Tzipi Livni y su partido Kadima, cuyos postulados no se alejan en mucho a los que actualmente orientan a Netanyahu. En este caso no podrá oponerse en aceptar lo que una vez le negó: alternar con ella la jefatura del país, si es que ella aún insiste. El giro que Netanyahu le dio a su timón, ¿fue en respuesta a presiones externas?, ¿fue en realidad un cambio en su manera de pensar o una maniobra que tenía prevista?, ¿usó a la derecha sólo para llegar al poder?. La inteligencia y sagacidad demostrada por el primer mandatario en otras ocasiones, ponen a estos interrogantes en la lista de posibilidades.
Samuel Auerbach,
miércoles, 19 de agosto de 2009
El camino y su destino.
La derecha israelí está convencida que la colonización de los territorios le otorga más seguridad a Israel, al alejar sus fronteras de los principales centros poblados. Afirman, para justificar los asentamientos, que con ellos se anexa al país lugares bíblicos que históricamente nos pertenecen, y que con la colonización impiden la creación de un país enemigo al lado nuestro. Están convencidos que Israel no tiene con quien hablar de paz porque los palestinos no nos quieren en la región. Nos quieren echar al mar con la pretención de instalarse en lugar nuestro. Son aseveraciones algunas discutibles y otras inaceptables a los ojos de los que ven en la paz, la cabeza de las prioridades del pueblo de Israel.
El alejamiento de las fronteras de los principales centros poblados no significa para esos centros ninguna seguridad. Y si así fuere ¿qué otras fronteras protejen a los colonos instalados en ellas? ¿O ellos no son tan israelíes como los que viven en Tel Aviv o Kfar Saba?. La seguridad de Israel no debe estar basada sólo en fronteras militarmente seguras, que por otro lado, dudo que hoy las haya, sino en la certeza de una paz sincera y duradera avalada en la confianza mutua, como sucede en el resto del mundo.
No dejemos que los derechos históricos dibujen los límites de Israel sacrificando a la paz. Dejemos que la paz lo haga aunque sacrifiquemos anacrónicos territorios bíblicos.
Es muy cierto que existe esa clase de árabes, los terroristas asesinos que nos odian, como también existe en Israel, la derecha idealista que no quiere a los palestinos. No todo Israel es la derecha y no todos los palestinos nos odian. El pueblo palestino contiene hombres, niños, mujeres y ancianos que quieren vivir en paz. Son seres humanos que atraviesan un infierno, suyugados, atemorizados y asesinados por fuertes grupos de fanáticos enfermizos, armados hasta los dientes por países enloquecidos. Son seres humanos que aceptan que en la región se establezcan dos estados con dos pueblos que ansian vivir en paz y en armonía. Esa debe ser nuestra meta, hacer de Israel un hogar que, aunque paqueño, albergue a judíos que puedan ver a sus hijos crecer sin amenazas de guerras. Es su camino el que nos debe guiar, es su destino al que tendremos que llegar.
Samuel Auerbach
Netanya.
El alejamiento de las fronteras de los principales centros poblados no significa para esos centros ninguna seguridad. Y si así fuere ¿qué otras fronteras protejen a los colonos instalados en ellas? ¿O ellos no son tan israelíes como los que viven en Tel Aviv o Kfar Saba?. La seguridad de Israel no debe estar basada sólo en fronteras militarmente seguras, que por otro lado, dudo que hoy las haya, sino en la certeza de una paz sincera y duradera avalada en la confianza mutua, como sucede en el resto del mundo.
No dejemos que los derechos históricos dibujen los límites de Israel sacrificando a la paz. Dejemos que la paz lo haga aunque sacrifiquemos anacrónicos territorios bíblicos.
Es muy cierto que existe esa clase de árabes, los terroristas asesinos que nos odian, como también existe en Israel, la derecha idealista que no quiere a los palestinos. No todo Israel es la derecha y no todos los palestinos nos odian. El pueblo palestino contiene hombres, niños, mujeres y ancianos que quieren vivir en paz. Son seres humanos que atraviesan un infierno, suyugados, atemorizados y asesinados por fuertes grupos de fanáticos enfermizos, armados hasta los dientes por países enloquecidos. Son seres humanos que aceptan que en la región se establezcan dos estados con dos pueblos que ansian vivir en paz y en armonía. Esa debe ser nuestra meta, hacer de Israel un hogar que, aunque paqueño, albergue a judíos que puedan ver a sus hijos crecer sin amenazas de guerras. Es su camino el que nos debe guiar, es su destino al que tendremos que llegar.
Samuel Auerbach
Netanya.
El congreso de Belén
Se está aflojando el único amarre que la paz tiene en la región. Los representantes de los palestinos moderados, han dejado de ser pacíficos amigos para convertirse en enemigos guerreros. Las declaraciones en el sexto congreso de Al Fatah, que tuvo lugar en la ciudad de Belén, adquirieron un tono que nos sorprendió. Nuestros socios en la tarea de buscar la paz en la región, se enfadaron y se enemistaron. Las tremendas declaraciones hechas en Belén son preocupantes, estimulan el terrorismo e invitan a la guerra.
Los israelíes pacifistas, atónitos ante la sorpresa, han quedado sin saber qué nuevos rumbos habrán de seguir los esfuerzos para lograr la paz. ¿Que pasó?. ¿Que llevó a Mahmud Abás a girar 180º? Si bien los árabes antes de la asamblea de Belén, seguían manteniendo sus inaceptables exigencias, Israel no sólo mantenía las suyas, sino que agregó provocaciones que empeoraron el ambiente desde ya poco propicio para comenzar a hablar sobre la paz. En vez de remover todos los asentamientos ilegales y congelar las nuevas construcciones en los territorios en calidad de gestos que, sin poner en peligro nuestra seguridad, demostrarían nuestra sincera voluntad para llegar a un arreglo, hizo justamente todo lo contrario. Las nuevas colonias ilegales que proliferan impunemente, el permiso para construir en los territorios y los recientes antipáticos desalojos de palestinos cuyos desagradables documentos gráficos recorrieron el mundo, son suficientes motivos para montar en cólera al más tranquilo de los árabes, y para entristecer a los desilusionados israelíes que aspiran un futuro sin amenazas de guerra para sus hijos. Si tanto soñamos con el shalom que nunca tuvimos, si siempre todas nuestras esperanzas se centraron en ese ideal, no deberíamos desparramar piedras en el camino que conduce a él.
Pero... ¿es que los árabes moderados son moderados en realidad? ¿Fueron nuestra provocaciones las que los dieron vuelta, o fueron nuestra provocaciones el detonante que reventó la pólvora que Al Fatah mantuvo siempre oculto en su mente? Cualquiera fuera la causa, no cabe duda que se ha creado una nueva situación muy preocupante en el medio oriente. Es de esperar que los países occidentales que median con honestidad en el conflicto palestino israelí, sepan llamar al orden a Al Fatah con el tirón de orejas que corresponde, como también es necesario que las clases gobernantes de ambas partes sepan enmendar sus errores, encuentren la manera de crear las condiciones que lleven a la reanudación de las conversaciones, y hagan todo lo posible para que no se desvanezca la esperanza de paz que aún existe en el corazón de ambos pueblos.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Los israelíes pacifistas, atónitos ante la sorpresa, han quedado sin saber qué nuevos rumbos habrán de seguir los esfuerzos para lograr la paz. ¿Que pasó?. ¿Que llevó a Mahmud Abás a girar 180º? Si bien los árabes antes de la asamblea de Belén, seguían manteniendo sus inaceptables exigencias, Israel no sólo mantenía las suyas, sino que agregó provocaciones que empeoraron el ambiente desde ya poco propicio para comenzar a hablar sobre la paz. En vez de remover todos los asentamientos ilegales y congelar las nuevas construcciones en los territorios en calidad de gestos que, sin poner en peligro nuestra seguridad, demostrarían nuestra sincera voluntad para llegar a un arreglo, hizo justamente todo lo contrario. Las nuevas colonias ilegales que proliferan impunemente, el permiso para construir en los territorios y los recientes antipáticos desalojos de palestinos cuyos desagradables documentos gráficos recorrieron el mundo, son suficientes motivos para montar en cólera al más tranquilo de los árabes, y para entristecer a los desilusionados israelíes que aspiran un futuro sin amenazas de guerra para sus hijos. Si tanto soñamos con el shalom que nunca tuvimos, si siempre todas nuestras esperanzas se centraron en ese ideal, no deberíamos desparramar piedras en el camino que conduce a él.
Pero... ¿es que los árabes moderados son moderados en realidad? ¿Fueron nuestra provocaciones las que los dieron vuelta, o fueron nuestra provocaciones el detonante que reventó la pólvora que Al Fatah mantuvo siempre oculto en su mente? Cualquiera fuera la causa, no cabe duda que se ha creado una nueva situación muy preocupante en el medio oriente. Es de esperar que los países occidentales que median con honestidad en el conflicto palestino israelí, sepan llamar al orden a Al Fatah con el tirón de orejas que corresponde, como también es necesario que las clases gobernantes de ambas partes sepan enmendar sus errores, encuentren la manera de crear las condiciones que lleven a la reanudación de las conversaciones, y hagan todo lo posible para que no se desvanezca la esperanza de paz que aún existe en el corazón de ambos pueblos.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
lunes, 27 de julio de 2009
O colonias o dos estados para dos pueblos.
La ciudad de Jerusalem es para el pueblo de Israel la ciudad santa capital de su estado. El mundo judío no lo discute. Después de la guerra de los seis días , Israel invadió con su ejército la parte oriental de la ciudad que estaba en posesión de Jordania. Esa zona ¿fue conquistada, fue reconquistada o es retenida y supeditada a futuras negociaciones? Para algunos, entre los que se encuentran miembros de la derecha israelí, el lugar fue reconquistado y la ciudad reunificada aunque ello signifique la inclusión de una zona densamente poblada por árabes fuera de las murallas. Para ellos, esa zona en nada se diferencia con el resto de los territorios conquistados, son parte del patrimonio territorial de Israel y no son negociables por acatamiento a derechos bíblicos. Para otros, entre los que se incluye el primer ministro Benjamín Netanyahu, un estado palestino al lado de Israel es posible en el medio oriente, pero no en la zona árabe al este de la ciudad vieja de Jerusalem, al que considera, según propias declaraciones, parte inseparable de la ciudad capital. Lo dijo pero no dio a conocer los motivos. ¿Motivos de seguridad? Si las nuevas fronteras a delimitarse dejarán fuera de ellas a esa zona, la seguridad de Israel allí no será menor que en cualquier otra zona limítrofe. A esto es necesario agregar que la seguridad de Israel no debe estar basada sólo en fronteras seguras, que por otro lado, dudo que hoy las haya, sino también en la certeza de una paz sincera y duradera avalada en la confianza mutua. ¿Motivos religiosos y sentimentales? El consenso unánime es que una parte de la zona este capitalina no es negociable: la ciudad vieja que contiene el muro de los lamentos. El lugar más sagrado que la judeidad posee, jamás se habrá de separar de Jerusalem, ciudad capital del estado de Israel para el resto de los siglos. Pero la otra porción, ese lugar densamente poblado por palestinos, debe ser considerado y tratado como al resto de los territorios. Por lo tanto allí y en el resto de los territorios que se mantienen retenidos hasta tanto se resuelva su destino en las tratativas de paz, el desmantelamiento de los asentamientos ilegales y la prohibición de nuevas construcciones es un deber moral, si es que el Estado de Israel es sincero cuando se declara solidario con la premisa “dos estados para dos pueblos”, y abandona definitivamente la utópica exigencia que el estado palestino se levante dentro de algún país vecino.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
Nobleza obliga.
Benjamín Netanyahu hizo suyo el concepto de “dos estados para dos pueblos” en el discurso que pronunció en al Universidad Bar Ilan. Uno israelí y el otro palestino. ¿Dónde se ubicará el estado palestino? No lo dijo, pero si admitimos que descarta, por impracticable, que sea en terrenos de países vecinos o fuera del oriente medio, forzosamente tiene que ser en territorios retenidos por Israel. Es decir, admite tácitamente que el arreglo se hará en base a la entrega de territorios. Entonces ¿qué sentido tiene tolerar los asentamientos ilegales instalados en ellos y permitir nuevas construcciones que deberán se destruídas o entregadas?. Es contradictorio y le resta sinceridad a lo expresado en la universidad. Esa es su abierta política de “ida y vuelta” que le sirve para quedar bien con Dios y con el diablo, basada en la deuda que tiene con la derecha que lo llevó al poder.
La derecha, que se opone terminantemente negociar con "sus territorios reconquistados", cierta vez propuso alternativas que pronto fueron olvidadas. Me refiero a la inaceptable intención de ubicar al nuevo estado palestino en Jordania, y a la incomprensible solución de “dos economías para dos pueblos”. No cabe pensar que a la derecha no le interese la paz. Por supuesto que le interesa, pero sin entregar territorios. Hermoso sueño que se desvanece por completo en la vigilia.
Israel no es el único motivo por el que no se llega a la paz, ni Bibi es el único culpable. La paz no la veré yo, ni mis hijos, tampoco creo que mis nietos. Hasta que no se liberen de los grupos terroristas, que nos odian, que nos quieren borrar del mapa y que son tan bien vistos por el antisemitismo mundial, los palestinos no podrán jamás llegar a un acuerdo con nosotros. Como siempre sucedió, siempre un “NO” aparecerá a último momento. No está a nuestro alcance convencer al islamismo radical. Pero sí está en nuestros medios evitar que nuestra derecha anteponga trabas al proceso y facilitar de esta manera el comienzo de las deliberaciones. Mientras se habla, un arreglo se puede obtener aunque tarde en llegar. Urge comenzar a hablar porque mientras se habla, el sol de la paz con sus rayos de esperanza disiparán los negros nubarrones de la guerra. Bibi seguro que así lo entiende, inteligencia no le falta, pero no lo hace por no traicionar a los que le ayudaron a formar gobierno. Nobleza obliga.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
La derecha, que se opone terminantemente negociar con "sus territorios reconquistados", cierta vez propuso alternativas que pronto fueron olvidadas. Me refiero a la inaceptable intención de ubicar al nuevo estado palestino en Jordania, y a la incomprensible solución de “dos economías para dos pueblos”. No cabe pensar que a la derecha no le interese la paz. Por supuesto que le interesa, pero sin entregar territorios. Hermoso sueño que se desvanece por completo en la vigilia.
Israel no es el único motivo por el que no se llega a la paz, ni Bibi es el único culpable. La paz no la veré yo, ni mis hijos, tampoco creo que mis nietos. Hasta que no se liberen de los grupos terroristas, que nos odian, que nos quieren borrar del mapa y que son tan bien vistos por el antisemitismo mundial, los palestinos no podrán jamás llegar a un acuerdo con nosotros. Como siempre sucedió, siempre un “NO” aparecerá a último momento. No está a nuestro alcance convencer al islamismo radical. Pero sí está en nuestros medios evitar que nuestra derecha anteponga trabas al proceso y facilitar de esta manera el comienzo de las deliberaciones. Mientras se habla, un arreglo se puede obtener aunque tarde en llegar. Urge comenzar a hablar porque mientras se habla, el sol de la paz con sus rayos de esperanza disiparán los negros nubarrones de la guerra. Bibi seguro que así lo entiende, inteligencia no le falta, pero no lo hace por no traicionar a los que le ayudaron a formar gobierno. Nobleza obliga.
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel.
martes, 14 de julio de 2009
Entrevista
En un artículo aparecido en la prensa española, se le da a un terrorista palestino la oportunidad de difundir sus incongruencias. Dentro de las barbaridades expresadas por el terrorista Abu Muyahid, se encuentra su afirmación de que Gilad Shalit, el soldado israelí secuestrado hace más de tres años, no es un rehén sino un prisionero de guerra, equiparándolo con los terroristas palestinos presos en Israel. Me es sumamente grato contradecir al entrevistado, con el fundamento que me ofrece el diccionario de la Real Academia Española, que dice: “rehén - persona retenida por alguien como garantía para obligar a un tercero a cumplir determinadas condiciones”. Por lo tanto, no cabe la menor duda que Gilad Shalit es un rehén secuestrado por la delincuencia islámica.
Los terroristas palestinos que Israel mantiene presos, son individuos que han delinquido y su condena está sujeta sólo a la duración que la justicia le impuso. No son retenidos para futuros negociados. No son rehenes. Están encerrados en prevención a nuevos delitos y no con el fin de cumplir con un castigo. Dentro de su encierro gozan de grandes privilegios que el mundo conoce y que nadie niega. En cambio, qué se puede esperar de grupos salvajes que se rigen con leyes propias incompatibles con la sensibilidad humana, y que usan al dolor y a la nostalgia para negociar.
Cuando el periodista le preguntó si tiene noticia del estado físico de Gilad Shalit, respondió:
“Creo que nuestros hermanos responsables de su detención aplican la ley islámica, según la cual hay que tratar con piedad a nuestros prisioneros. Esto... siempre y cuando el soldado continúe vivo”.
Es lo mismo que decir "Esto... siempre y cuando el soldado no se haya muerto por inasistencia médica o por asesinato", porque a los 21 años, si es que está muerto, no pudieron haber sido otros los motivos.
Pese a esta respuesta salvaje, el reportaje continuó con otras preguntas como si hubiesen sido dirigidas al más delicado poeta romántico. El terrorismo, integrado por fanáticos que usan del dolor ajeno y la violencia para llevar adelante sus ideas, debe ser combatido en todas sus formas, ya sea árabe, español, asiático, africano, etc. Toda prensa que entrevista a terroristas, no creo que los combata al ofrecerles una tribuna.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Los terroristas palestinos que Israel mantiene presos, son individuos que han delinquido y su condena está sujeta sólo a la duración que la justicia le impuso. No son retenidos para futuros negociados. No son rehenes. Están encerrados en prevención a nuevos delitos y no con el fin de cumplir con un castigo. Dentro de su encierro gozan de grandes privilegios que el mundo conoce y que nadie niega. En cambio, qué se puede esperar de grupos salvajes que se rigen con leyes propias incompatibles con la sensibilidad humana, y que usan al dolor y a la nostalgia para negociar.
Cuando el periodista le preguntó si tiene noticia del estado físico de Gilad Shalit, respondió:
“Creo que nuestros hermanos responsables de su detención aplican la ley islámica, según la cual hay que tratar con piedad a nuestros prisioneros. Esto... siempre y cuando el soldado continúe vivo”.
Es lo mismo que decir "Esto... siempre y cuando el soldado no se haya muerto por inasistencia médica o por asesinato", porque a los 21 años, si es que está muerto, no pudieron haber sido otros los motivos.
Pese a esta respuesta salvaje, el reportaje continuó con otras preguntas como si hubiesen sido dirigidas al más delicado poeta romántico. El terrorismo, integrado por fanáticos que usan del dolor ajeno y la violencia para llevar adelante sus ideas, debe ser combatido en todas sus formas, ya sea árabe, español, asiático, africano, etc. Toda prensa que entrevista a terroristas, no creo que los combata al ofrecerles una tribuna.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
sábado, 4 de julio de 2009
Una grave enfermedad.
Veremos si encuadrando al conflicto árabe israelí dentro del marco de la medicina, se podrá encontrar su solución.
Este conflicto es una penosa enfermedad que apreció en la zona del medio oriente en el año 1948, es decir hace 61 años, cuando se declaró el estado de Israel. Su etiología: dos cepas de un mismo virus. El virus se llama “extremismo”. Una de las cepas se llama “árabe” y la otra “israelí”. La primera atacó a toda la población de la zona. La segunda, que apareció en el año 1967 después de la guerra de los seis días, sólo atacó a los israelíes. La cepa “árabe”, también llamada “terrorismo”, tiene varias subfamilias, todas ellas muy activas, entre las cuales figuran, en orden de virulencia, Iran, Hamas, Hisballah y Siria. Este virus ha hecho estragos a toda la zona, en especial al pueblo palestino, al que sigue castigando privándolo de elementos esenciales. Muy debilitado, el pueblo palestino clama por una medicina que sólo puede venir del exterior, pero el mundo se la niega. Ya veremos qué medicina es, y el porqué de esa negación.
La cepa “israelí”, también conocida como “la derecha israelí”, se ubica en una zona del cuerpo enfermo llamada “gobierno”. Con sus toxinas ataca a órganos llamados “los territorios” a los que fagocita. Estos órganos contienen anticuerpos indispensables para la curación de la enfermedad. Si no se frena a las toxinas con rapidez, perderán definitivamente su importante papel en el proceso curativo, y la recuperación de la zona se hará extremadamente difícil o nula.
Ahora bien, conocida la etiología de la enfermedad y sus manifestaciones, veremos cómo encarar su tratamiento.
En el caso de la cepa “extrema israelí”, el tratamiento se basará en la aplicación de medicamentos que la expulse del lugar donde se ubica, y si esto no es posible, que la debilite de manera que sus toxinas no impidan el proceso de curación. En este caso es muy aconsejable el uso de una droga llamada “Kadima” que instalada en la zona del cuerpo en donde el virus reside, neutralizará drásticamente su toxicidad.
Respecto a la otra cepa, “el extremismo árabe”, dado a que ya se ha experimentado con distintos medicamentos de persuasión o violencia aplicados in situ y que no dieron ningún resultado, se aconseja un tratamiento basado en la medicación conocida con el nombre “antiterrorismo”. Es un remedio que, al interceptar o anular las substancias con la que se alimenta esa peligrosa cepa, o con otros mecanismos más cruentos, hasta puede llegar a aniquilarla . Ese poderoso medicamento no existe en el medio oriente. Hay que importarlo de un mundo exterior que por el momento se niega a suministrarlo porque también él está enfermo. Un germen que durante mucho tiempo estaba latente, se ha vuelto peligrosamente patógeno y atacó el sano juicio de una gran parte de la población del planeta. Es el conocido germen llamado “judeofobia”, “atisemitismo” o “antisionismo”. Por lo tanto el tratamiento debe estar dirigido, en primera instancia, a eliminar a ese resistente germen de los tres nombres. Con ese fin y por la gran dificultad que presenta su erradicación, se propone a los pueblos sufrientes pedir ayuda al mundo sano que aún queda, para que juntos tomen el caso en sus manos y apliquen alguna medicación basada en métodos de persuasión y esclareciminto. Para que este tratamiento largo y penoso sea bien soportado, es aconsejable que los enfermos del medio oriente se automediquen con píldoras calmantes, como ser las conocidas “Paciencia Mucha” y “Esperanza Infinita”
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel
Este conflicto es una penosa enfermedad que apreció en la zona del medio oriente en el año 1948, es decir hace 61 años, cuando se declaró el estado de Israel. Su etiología: dos cepas de un mismo virus. El virus se llama “extremismo”. Una de las cepas se llama “árabe” y la otra “israelí”. La primera atacó a toda la población de la zona. La segunda, que apareció en el año 1967 después de la guerra de los seis días, sólo atacó a los israelíes. La cepa “árabe”, también llamada “terrorismo”, tiene varias subfamilias, todas ellas muy activas, entre las cuales figuran, en orden de virulencia, Iran, Hamas, Hisballah y Siria. Este virus ha hecho estragos a toda la zona, en especial al pueblo palestino, al que sigue castigando privándolo de elementos esenciales. Muy debilitado, el pueblo palestino clama por una medicina que sólo puede venir del exterior, pero el mundo se la niega. Ya veremos qué medicina es, y el porqué de esa negación.
La cepa “israelí”, también conocida como “la derecha israelí”, se ubica en una zona del cuerpo enfermo llamada “gobierno”. Con sus toxinas ataca a órganos llamados “los territorios” a los que fagocita. Estos órganos contienen anticuerpos indispensables para la curación de la enfermedad. Si no se frena a las toxinas con rapidez, perderán definitivamente su importante papel en el proceso curativo, y la recuperación de la zona se hará extremadamente difícil o nula.
Ahora bien, conocida la etiología de la enfermedad y sus manifestaciones, veremos cómo encarar su tratamiento.
En el caso de la cepa “extrema israelí”, el tratamiento se basará en la aplicación de medicamentos que la expulse del lugar donde se ubica, y si esto no es posible, que la debilite de manera que sus toxinas no impidan el proceso de curación. En este caso es muy aconsejable el uso de una droga llamada “Kadima” que instalada en la zona del cuerpo en donde el virus reside, neutralizará drásticamente su toxicidad.
Respecto a la otra cepa, “el extremismo árabe”, dado a que ya se ha experimentado con distintos medicamentos de persuasión o violencia aplicados in situ y que no dieron ningún resultado, se aconseja un tratamiento basado en la medicación conocida con el nombre “antiterrorismo”. Es un remedio que, al interceptar o anular las substancias con la que se alimenta esa peligrosa cepa, o con otros mecanismos más cruentos, hasta puede llegar a aniquilarla . Ese poderoso medicamento no existe en el medio oriente. Hay que importarlo de un mundo exterior que por el momento se niega a suministrarlo porque también él está enfermo. Un germen que durante mucho tiempo estaba latente, se ha vuelto peligrosamente patógeno y atacó el sano juicio de una gran parte de la población del planeta. Es el conocido germen llamado “judeofobia”, “atisemitismo” o “antisionismo”. Por lo tanto el tratamiento debe estar dirigido, en primera instancia, a eliminar a ese resistente germen de los tres nombres. Con ese fin y por la gran dificultad que presenta su erradicación, se propone a los pueblos sufrientes pedir ayuda al mundo sano que aún queda, para que juntos tomen el caso en sus manos y apliquen alguna medicación basada en métodos de persuasión y esclareciminto. Para que este tratamiento largo y penoso sea bien soportado, es aconsejable que los enfermos del medio oriente se automediquen con píldoras calmantes, como ser las conocidas “Paciencia Mucha” y “Esperanza Infinita”
Samuel Auerbach.
Netanya, Israel
viernes, 3 de julio de 2009
¿Organizaciones humanitarias?
Otra vez el antisemitismo, vestido de Cruz Roja y de Amnistía Internacional, arremete contra Israel.
Cuando en nuestro sur, los habitantes tuvieron sólo contados segundos para resguardarse de los mortíferos misiles que se lanzaban desde Gaza, la Cruz Roja no se inmutó. Durante ocho años no levantó su voz por los niños, mujeres y ancianos israelíes que fueron víctimas de esos mortales proyectiles.
La Cruz Roja hoy delata a los niños traumatizados en Gaza, pero ignora los traumas psicológicos que manifiestan nuestros niños en Sderot, como resabio de lo que fue esa incesante lluvia de bombas. Culpa a Israel por la desastrosa situación reinante en Gaza, cuando fue Hamas quien la causó con sus mortales e incesantes provocaciones. Durante ocho años la Cruz Roja no trató de averiguar cómo se vivía en el sur de Israel, en donde un millón de israelíes no cerraron sus ojos durante las 24 horas del día. Tampoco a la Cruz Roja le importó cuando Hamas, único causante de la desgracia de su propio pueblo, arrojó a sus civiles a la muerte al usarlos como escudo humano y negándoles refugio, ni le molestó que los terroristas continuaran arrojando misiles mientras duraba la contienda, para aumentar más y más el número de víctimas con el estudiado propósito de obtener el apoyo del mundo a su causa y despertar el odio a Israel.
Hoy no escuchamos de la Cruz Roja Internacional ni una palabra de censura a Hamás que, desprovisto del mínimo remordimiento y amor a su gente, no hace nada para mejorar la situación de la sufrida población de Gaza; ni siquiera escuchamos el menor reproche a ese grupo de desalmados, por el fracaso de la visita humanitaria que la Cruz Roja intentó efectuar a Gilad Shalit, el soldado israelí secuestrado por ellos hace más de tres años.
Dos días más tarde volvió a manifestarse el antisemitismo mundial, ahora en forma de Amnistía Internacional
Creer todo lo que Hamas delata y poner en duda lo que Israel informa, es la parcialidad elevada a la máxima potencia. En cierta forma se justifica. Los daños se palpan, los hechos hay que demostrarlos, especialmente cuando hay tendenciosidad. Aún así, si esa honorable institución hubiera puesto en la balanza su memoria, el veredicto hubiera sido otro o, en último caso, no se hubiera pronunciado. Con seguridad recuerda que si Hamas suspendía el lanzamiento de sus mortíferos misiles, Tzahal, el Ejército para la defensa de Israel, hubiese detenido de inmediato las acciones. Nadie olvida cuántas veces Hamas rompió las treguas con el claro fin que Israel ataque y produzca muerte y destrucción. Pero la parcialidad frena a los recuerdos.
El culpable no es el proyectil, sino quien apretó el gatillo. Y el que apretó el gatillo con sus provocaciones fue Hamás, con la clara finalidad que el mundo censure al “agresor” sin importarle el precio que su pueblo pagaría. Hamas, único culpable, invitó al ejército israelí a que dirija el poderío de sus armas hacia sus propias mezquitas, escuelas, hospitales e instituciones cebadas con municiones y armamentos. ¿No se da cuenta Amnistía Internacional que también ella cayó en esa trampa que Hamas para su favor tendió al mundo?. Israel no pensó en trampas ni censuras. Como era su deber, sólo pensó en el bienestar de un millón de israelíes que lloraban en el sur del país. Defendió a su pueblo sin importarle esa crítica mundial, que no se movió durante ocho años de incesante bombardeo unilateral. ¿Es esto imparcialidad? Claramente no lo es. Simplemente es judeofobia que, esta vez como otras tantas veces, vuelve a manifestarse disfrazada de organización humanitaria.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Cuando en nuestro sur, los habitantes tuvieron sólo contados segundos para resguardarse de los mortíferos misiles que se lanzaban desde Gaza, la Cruz Roja no se inmutó. Durante ocho años no levantó su voz por los niños, mujeres y ancianos israelíes que fueron víctimas de esos mortales proyectiles.
La Cruz Roja hoy delata a los niños traumatizados en Gaza, pero ignora los traumas psicológicos que manifiestan nuestros niños en Sderot, como resabio de lo que fue esa incesante lluvia de bombas. Culpa a Israel por la desastrosa situación reinante en Gaza, cuando fue Hamas quien la causó con sus mortales e incesantes provocaciones. Durante ocho años la Cruz Roja no trató de averiguar cómo se vivía en el sur de Israel, en donde un millón de israelíes no cerraron sus ojos durante las 24 horas del día. Tampoco a la Cruz Roja le importó cuando Hamas, único causante de la desgracia de su propio pueblo, arrojó a sus civiles a la muerte al usarlos como escudo humano y negándoles refugio, ni le molestó que los terroristas continuaran arrojando misiles mientras duraba la contienda, para aumentar más y más el número de víctimas con el estudiado propósito de obtener el apoyo del mundo a su causa y despertar el odio a Israel.
Hoy no escuchamos de la Cruz Roja Internacional ni una palabra de censura a Hamás que, desprovisto del mínimo remordimiento y amor a su gente, no hace nada para mejorar la situación de la sufrida población de Gaza; ni siquiera escuchamos el menor reproche a ese grupo de desalmados, por el fracaso de la visita humanitaria que la Cruz Roja intentó efectuar a Gilad Shalit, el soldado israelí secuestrado por ellos hace más de tres años.
Dos días más tarde volvió a manifestarse el antisemitismo mundial, ahora en forma de Amnistía Internacional
Creer todo lo que Hamas delata y poner en duda lo que Israel informa, es la parcialidad elevada a la máxima potencia. En cierta forma se justifica. Los daños se palpan, los hechos hay que demostrarlos, especialmente cuando hay tendenciosidad. Aún así, si esa honorable institución hubiera puesto en la balanza su memoria, el veredicto hubiera sido otro o, en último caso, no se hubiera pronunciado. Con seguridad recuerda que si Hamas suspendía el lanzamiento de sus mortíferos misiles, Tzahal, el Ejército para la defensa de Israel, hubiese detenido de inmediato las acciones. Nadie olvida cuántas veces Hamas rompió las treguas con el claro fin que Israel ataque y produzca muerte y destrucción. Pero la parcialidad frena a los recuerdos.
El culpable no es el proyectil, sino quien apretó el gatillo. Y el que apretó el gatillo con sus provocaciones fue Hamás, con la clara finalidad que el mundo censure al “agresor” sin importarle el precio que su pueblo pagaría. Hamas, único culpable, invitó al ejército israelí a que dirija el poderío de sus armas hacia sus propias mezquitas, escuelas, hospitales e instituciones cebadas con municiones y armamentos. ¿No se da cuenta Amnistía Internacional que también ella cayó en esa trampa que Hamas para su favor tendió al mundo?. Israel no pensó en trampas ni censuras. Como era su deber, sólo pensó en el bienestar de un millón de israelíes que lloraban en el sur del país. Defendió a su pueblo sin importarle esa crítica mundial, que no se movió durante ocho años de incesante bombardeo unilateral. ¿Es esto imparcialidad? Claramente no lo es. Simplemente es judeofobia que, esta vez como otras tantas veces, vuelve a manifestarse disfrazada de organización humanitaria.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
lunes, 29 de junio de 2009
Derechos históricos
El primer ministro dio un gran paso en pro de la paz, al declarar en el discurso que pronunció en la Universidad Bar Ilan, que aceptaba el principio de “Dos estados para dos pueblos”. No deja de ser menos importante su demostración de estadista inteligente, al lograr mantener íntegra su coalición no obstante el discurso.
La derecha prefirió beber ese trago amargo, en lugar de verse gobernada por la izquierda. La sagacidad de Bibi lo previó y por ella consideró que su declaración no pondría en peligro a su gobierno. Pero no hubiera sido lo mismo si en su discurso hubiese acordado con Obama en desmantelar las colonias. Sería oponerse en demasía a las convicciones de la gente que le facilitó su ascenso al poder, por cuyo motivo prefirió no tocar el tema.
No se debe negar que los asentamientos son una traba para el comienzo de las deliberaciones. No atenúa la magnitud del problema el hecho de haber sido, algunos de ellos, autorizados por gobiernos democráticamente elegidos por el pueblo. Aunque Netanyahu haga peligrar su gobieno, debe ordenar el desmantelamiento inmediato de los asentimientos ilegales, postergando el de las colonias que fueron permitidas, dada su importancia y tamaño, hasta tanto se resuelva su destino en las tratativas de paz. Este otro difícil paso que no anunció en su discurso, lo tendrá que dar, como lo quisieron dar algunos de sus antecesores cuando estuvieron dispuestos con valentía a “dolorosas concesiones” para llegar a la paz. No habrá otra alternativa. Ese paso lo exigen nuestros aliados occidentales que se mantienen firmes en sus recientes declaraciones. Lo exige ese gran sector del pueblo que desea vivir en paz con los vecinos, ese sector del pueblo que deja de lado sentimientos anacrónicos que dificultan hasta lo imposible, el camino que nos puede llevar a vivir sin guerras ni amenazas. Desmantelar las colonias no significa entregar territorios. Jamás volver al error de Gush Katif en el que no supimos valorar en qué manos quedaba la importante zona.
Se sostuvo después de la guerra de los seis días, que los territorios servirán de carta de triunfo en las negociaciones. Si cambiamos de parecer y queremos anexarlos, quedarán destruídos el sueño de un arreglo y la esperanza de paz. En este caso será una hipocresía desparramar por el mundo que nosotros queremos llegar a un entendimiento y que son los árabes los que se oponen . Y si no es así, si pensamos devolverlos a cambio de amistad y fronteras seguras, ¿no es ridículo y contradictorio permitir que nuestra derecha instale allí sus colonias? Esas colonias no son carpitas de fin de semana. Tienen la intención de hacer que esos terrenos vuelvan a formar parte de Eretz Israel como lo fueron en la época del rey Salomón. Si no los desalojamos, con el tiempo serán otro Ariel , Maleh Adumim, etc., y es volver a incurrir es esos errores hoy tan difíciles de reparar. Admito que no será suficiente ponernos a deliberar con los palestinos moderados que con sinceridad nos quieren como buenos vecinos. Existen fuertes grupos y países que no nos pueden ver viviendo en la región y que en todos los intentos de llegar a un acuerdo, han influido sobre las delegaciones palestinas para que se nieguen a firmar en el último momento. Llegar a la paz mientras los tengamos cerca a esos grupos, será muy difícil. Pero no pongamos trabas que podemos evitar. No dificultemos también nosotros el comienzo de las tratativas.
La derecha, que con sus leyes y proyectos de leyes tiende a convertir a Israel en una teocracia, no da el brazo a torcer. Según ese fuerte sector, el derecho histórico esta por encima de la paz. Netanyahu sabe que con sus actuales aliados, jamás podrá conseguir que los palestinos se sienten a deliberar. Sabe que el gran escollo son las colonias en los territorios, que amenazan con provocar el retiro del indispensable apoyo del mundo occidental. Seguramente sabe también, que es ridículo y contradictorio poner precio a los territorios y a la vez incautarlos con su colonización. ¿La solución? Antes que la derecha se retire de la coalición, proponer nuevamente a la oposición que deje de serlo y se integre al gobierno para luchar juntos en un equipo que no se rija por derechos que plantea el pasado, sino que actúe de acuerdo a las necesidades del presente. Pienso que esta vez, la izquierda moderada no se negará.
Por favor, sentémosnos a deliberar aunque los palestinos digan, como siempre dijeron, que no a último momento. Siempre es bueno volver a intentar, la paz lo merece. Tampoco olvidemos que no son los palestinos los que siempre se negaron, sino sus dirigentes influenciados o amenazados por sanguinarios terrorista que subyugan a su pueblo. Salvemos todas las trabas de nuestro lado y comencemos a discutir con el enemigo sin condiciones previas, porque mientras hayan discusiones, aunque sean difíciles y escabrosas, la esperanza de un arreglo de paz siempre existe.
Samuel Auerbach.
Netanya
La derecha prefirió beber ese trago amargo, en lugar de verse gobernada por la izquierda. La sagacidad de Bibi lo previó y por ella consideró que su declaración no pondría en peligro a su gobierno. Pero no hubiera sido lo mismo si en su discurso hubiese acordado con Obama en desmantelar las colonias. Sería oponerse en demasía a las convicciones de la gente que le facilitó su ascenso al poder, por cuyo motivo prefirió no tocar el tema.
No se debe negar que los asentamientos son una traba para el comienzo de las deliberaciones. No atenúa la magnitud del problema el hecho de haber sido, algunos de ellos, autorizados por gobiernos democráticamente elegidos por el pueblo. Aunque Netanyahu haga peligrar su gobieno, debe ordenar el desmantelamiento inmediato de los asentimientos ilegales, postergando el de las colonias que fueron permitidas, dada su importancia y tamaño, hasta tanto se resuelva su destino en las tratativas de paz. Este otro difícil paso que no anunció en su discurso, lo tendrá que dar, como lo quisieron dar algunos de sus antecesores cuando estuvieron dispuestos con valentía a “dolorosas concesiones” para llegar a la paz. No habrá otra alternativa. Ese paso lo exigen nuestros aliados occidentales que se mantienen firmes en sus recientes declaraciones. Lo exige ese gran sector del pueblo que desea vivir en paz con los vecinos, ese sector del pueblo que deja de lado sentimientos anacrónicos que dificultan hasta lo imposible, el camino que nos puede llevar a vivir sin guerras ni amenazas. Desmantelar las colonias no significa entregar territorios. Jamás volver al error de Gush Katif en el que no supimos valorar en qué manos quedaba la importante zona.
Se sostuvo después de la guerra de los seis días, que los territorios servirán de carta de triunfo en las negociaciones. Si cambiamos de parecer y queremos anexarlos, quedarán destruídos el sueño de un arreglo y la esperanza de paz. En este caso será una hipocresía desparramar por el mundo que nosotros queremos llegar a un entendimiento y que son los árabes los que se oponen . Y si no es así, si pensamos devolverlos a cambio de amistad y fronteras seguras, ¿no es ridículo y contradictorio permitir que nuestra derecha instale allí sus colonias? Esas colonias no son carpitas de fin de semana. Tienen la intención de hacer que esos terrenos vuelvan a formar parte de Eretz Israel como lo fueron en la época del rey Salomón. Si no los desalojamos, con el tiempo serán otro Ariel , Maleh Adumim, etc., y es volver a incurrir es esos errores hoy tan difíciles de reparar. Admito que no será suficiente ponernos a deliberar con los palestinos moderados que con sinceridad nos quieren como buenos vecinos. Existen fuertes grupos y países que no nos pueden ver viviendo en la región y que en todos los intentos de llegar a un acuerdo, han influido sobre las delegaciones palestinas para que se nieguen a firmar en el último momento. Llegar a la paz mientras los tengamos cerca a esos grupos, será muy difícil. Pero no pongamos trabas que podemos evitar. No dificultemos también nosotros el comienzo de las tratativas.
La derecha, que con sus leyes y proyectos de leyes tiende a convertir a Israel en una teocracia, no da el brazo a torcer. Según ese fuerte sector, el derecho histórico esta por encima de la paz. Netanyahu sabe que con sus actuales aliados, jamás podrá conseguir que los palestinos se sienten a deliberar. Sabe que el gran escollo son las colonias en los territorios, que amenazan con provocar el retiro del indispensable apoyo del mundo occidental. Seguramente sabe también, que es ridículo y contradictorio poner precio a los territorios y a la vez incautarlos con su colonización. ¿La solución? Antes que la derecha se retire de la coalición, proponer nuevamente a la oposición que deje de serlo y se integre al gobierno para luchar juntos en un equipo que no se rija por derechos que plantea el pasado, sino que actúe de acuerdo a las necesidades del presente. Pienso que esta vez, la izquierda moderada no se negará.
Por favor, sentémosnos a deliberar aunque los palestinos digan, como siempre dijeron, que no a último momento. Siempre es bueno volver a intentar, la paz lo merece. Tampoco olvidemos que no son los palestinos los que siempre se negaron, sino sus dirigentes influenciados o amenazados por sanguinarios terrorista que subyugan a su pueblo. Salvemos todas las trabas de nuestro lado y comencemos a discutir con el enemigo sin condiciones previas, porque mientras hayan discusiones, aunque sean difíciles y escabrosas, la esperanza de un arreglo de paz siempre existe.
Samuel Auerbach.
Netanya
Los asentamientos
Existen dos tipos de asentamientos: los legales y los que no lo son. Los primeros son producto de la política que mantuvieron los partidos de la derecha israelí, con la autorización de los gobiernos que se sucedieron después de la guerra de los seis días. Los ilegales son los que no fueron autorizados por el gobierno, aunque gozaron siempre de la tácita aprobación de los partidos de extrema derecha que integraron las coaliciones. Ambos tienen como finalidad anexar “de facto” los terrenos conquistados y no ser devueltos jamás, con el falso pretexto de otorgar seguridad a Israel. Según ellos es una manera de alejar las fronteras de los centros poblados sin tomar en cuenta que unos pocos kilómetros no son ninguna seguridad. Por otro lado, los asentamientos son poblados que se instalan casi en el borde de la frontera alejada, lo que contradice y desvirtúa ese pretexto. El motivo real de esa política, es que la Cisjordania era parte de los reinos bíblicos judíos. La guerra de los seis días les ofreció una buena oportunidad para recuperarlos. Pero la extrema derecha no toma en cuenta que se terminaron esos tiempos en que se podía decir “aquí me quedo y de aquí no me voy”, y que tarde o temprano serán desalojados. Lo exige el cumplimiento de premisas internacionales, y, además, el reintegro a los territorios del importante papel de carta de triunfo que siempre se pensó usar en futuras tratativas, carta de triunfo que servirá para exigir que la entrega de cada centímetro de su superficie, deberá estar supeditada a medidas que tiendan a una absoluta seguridad y a una paz duradera para el pueblo de Israel.
Los colonos tienen a su disposición la Galilea, físicamente en nada inferior a la Cisjordania, como lugar alternativo para instalar sus hogares. Ese imponderable territorio israelí con su generoso clima, sus verdes valles y ondulantes cerros, gustoso podrá cobijar a todos los judíos que lo quieran hacer, y volcar así a nuestro favor la proporción con la población árabe allí existente, que superará en mucho a la judía cuando menos lo imaginemos.
Es evidente que los asentamientos más antiguos han experimentado un crecimiento natural tal, que torna su desmantelamiento por demás problemático. En ese caso no habrá otra solución que introducirlos dentro del paquete a discutir.
Para conformar a su tío del norte, el gobierno israelí comenzó a desmantelar algunas colonias ilegales. Pero los colonos, burlándose de la autoridad, volvieron a incurrir una y otra vez en el mismo delito, amparados por los partidos de derecha que amenazan constantemente al primer ministro con romper la coalición.
Es fácil suponer que esas amenazas hicieron que Netanyahu, en el esperado discurso que pronunció en la Universidad de Bar Ilan, se olvidara por completo de referirse al desmantelamiento de las colonias. Parece ser que Obama, satisfecho por la decisión del primer ministro de permitir el establecimiento de dos estados en la región, también se olvidó de lo mismo. Pero los que no se olvidaron son los árabes, quienes consideran a esa omisión, junto a otras condiciones previas exigidas en el discurso, vallas insalvables que les imposibilitan sentarse a negociar.
Samuel Auerbach.
Los colonos tienen a su disposición la Galilea, físicamente en nada inferior a la Cisjordania, como lugar alternativo para instalar sus hogares. Ese imponderable territorio israelí con su generoso clima, sus verdes valles y ondulantes cerros, gustoso podrá cobijar a todos los judíos que lo quieran hacer, y volcar así a nuestro favor la proporción con la población árabe allí existente, que superará en mucho a la judía cuando menos lo imaginemos.
Es evidente que los asentamientos más antiguos han experimentado un crecimiento natural tal, que torna su desmantelamiento por demás problemático. En ese caso no habrá otra solución que introducirlos dentro del paquete a discutir.
Para conformar a su tío del norte, el gobierno israelí comenzó a desmantelar algunas colonias ilegales. Pero los colonos, burlándose de la autoridad, volvieron a incurrir una y otra vez en el mismo delito, amparados por los partidos de derecha que amenazan constantemente al primer ministro con romper la coalición.
Es fácil suponer que esas amenazas hicieron que Netanyahu, en el esperado discurso que pronunció en la Universidad de Bar Ilan, se olvidara por completo de referirse al desmantelamiento de las colonias. Parece ser que Obama, satisfecho por la decisión del primer ministro de permitir el establecimiento de dos estados en la región, también se olvidó de lo mismo. Pero los que no se olvidaron son los árabes, quienes consideran a esa omisión, junto a otras condiciones previas exigidas en el discurso, vallas insalvables que les imposibilitan sentarse a negociar.
Samuel Auerbach.
viernes, 19 de junio de 2009
El fin justifica los medios
“El fin justifica los medios”, conocido refrán que hoy los españoles completan diciendo sabiamente “pero no cuando el medio es el crimen”, a raíz del reciente atentado perpetrado por la organización Eta, en el que costó la vida del policía Eduardo Puelles García. Condenas de distintas fuentes fueron escuchadas a través de la televisión española. Minutos de silencio en todo el pueblo en memoria de la víctima, por parte del oficialismo y la oposición. La televisión española vuelca al mundo con toda su potencia, el unánime y profundo dolor que el crimen provocó en el pueblo y en las esferas políticas. Yo también condeno el atentado como estoy seguro también lo condena el mundo civilizado. Pero nunca vimos a la prensa española condenar los atentados que el terrorismo efectúa en Israel. Por su causa han dejado existir no sólo una persona, sino una indiscriminada cantidad de vidas en un instante. Y fueron cientos las muertes entre mujeres, niños y ancianos. Y fueron miles los heridos y muchos los inválidos que resultaron. Deportistas, alumnos, mujeres embarazadas, etc., etc. Y fueron muchos los atentados. Pero fueron nulas las repulsas y frecuente su difusión minimizada por la prensa española, que a veces tácitamente los parecía justificar. Parece ser que para los medios de difusión en España, ese sabio agregado al conocido refrán, no es aplicable cuando las víctimas son israelíes.
Samuel Auerbach
Samuel Auerbach
miércoles, 10 de junio de 2009
Una oportunidad distinta
No se puede negar ni dejar de valorar las buenas intenciones de Obama. Es indiscutible que con su discurso en El Cairo, en el que no faltó nada de lo necesario para los fines propuestos,y en el faltaron detalles que podrían entorpecerlos,logró lo que parecía imposible: simpatía hacia los americanos de gran parte del mundo musulmán. Lo consiguió no obstante la conocida intolerancia que el islam profesa a las culturas ajenas, en especial a la de los EEUU y a la del mundo occidental, y que se transforma en el odio que impulsa al terrorismo en Israel y en el mundo entero. Con su fluida, clara y espontánea elocuencia en la que no olvidó a su abuelo musulmán, logró al cabo de una hora, volcar hacia él y a su país, las simpatías que nunca les fueron dadas por gran parte del islam. Logró expresar que mantiene en toda su integridad el tradicional apoyo a nuestro país, sin que nadie del recinto le tire un zapato, sin que esas palabras eviten el estruendoso aplauso al final de su histórico discurso. Aplaudieron con entusiasmo al mandatario americano que, con el fiel de la justiciera balanza marcando el cero, les ofreció su sincera ayuda.
Puede ser que este final feliz traiga consigo otro que no estuvo al alcance de ninguno de sus antecesores: la paz en Israel. La exigencia árabe de que nosotros devolvamos “todos” los territorios retenidos desde la guerra de los seis días y el retorno a sus hogares en Israel de millones de palestinos, son enormes escollos tan difíciles de sortear, como lo es conseguir la deposición de las armas en manos de grupos que nos amenazan, y el reconocimiento unánime del derecho que le asiste a Israel de existir en la región. Pero la esperanza de paz, ingrediente natural en el alma de todos los judíos, se ve reforzada ahora con Obama, que nos brinda una distinta oportunidad para llegar a ella. No hay que dejarla pasar.
Samuel Auerbach.
Puede ser que este final feliz traiga consigo otro que no estuvo al alcance de ninguno de sus antecesores: la paz en Israel. La exigencia árabe de que nosotros devolvamos “todos” los territorios retenidos desde la guerra de los seis días y el retorno a sus hogares en Israel de millones de palestinos, son enormes escollos tan difíciles de sortear, como lo es conseguir la deposición de las armas en manos de grupos que nos amenazan, y el reconocimiento unánime del derecho que le asiste a Israel de existir en la región. Pero la esperanza de paz, ingrediente natural en el alma de todos los judíos, se ve reforzada ahora con Obama, que nos brinda una distinta oportunidad para llegar a ella. No hay que dejarla pasar.
Samuel Auerbach.
viernes, 5 de junio de 2009
¿Que esperaba Israel que Obama dijera?
Bueno, decir Israel es decir algo muy amplio. Su pueblo esperaba que dijera, cuando habló en la Universidad de El Cairo, palabras acordes a cada una de las diferentes opiniones que por él se pasean. Pensándolo bien, sólo existen en Israel dos opiniones principales completamente opuestas. Una es "la derecha” y a los otros se la conoce como "la izquierda”. Aunque las dos partes abogan por tratativas que conduzcan a la paz, la diferencia estriba en la entrega de territorios. "La derecha" quiere llegar a la paz con los árabes sin entregarlos. Ni si quiera deben formar parte de la lista de temas a tratar. Para ello propone dos alternativas. No hay necesidad que nazca un estado árabe. En su lugar, una próspera “economía árabe” en donde tendrán buena comida. La otra alternativa, si es que la anterior no satisface a los primos, sería pedir permiso al rey Hussein, nuestro buen vecino del este, para instalar en su territorio el soñado estado de los palestinos. Cualquier cosa con tal de no entregar nada, absolutamente nada de los sagrados territorios que una vez formaron parte de los antiguos reinos de Judea e Israel. En aquel entonces no existían los palestinos, por lo cual no existe razón alguna para que hoy se instalen agrupados como país dentro de lo que fueron esos reinos. Por supuesto, según ellos, el discurso del presidente de los EEUU en la universidad de El Cairo, un desastre, digno de un antisemita.
La izquierda salió bailando a la calle después del discurso. Obama dijo exactamente lo que ellos proponen: dos estados para dos pueblos, y el derecho de Israel de existir con fronteras seguras al lado de un Estado Palestino, cuyos límites se fijarán en las tratativas de paz que las partes interesadas habrán de llevar a cabo.
Es improcedente discutir si la historia recuerda que hubo, o que nunca hubo palestinos en la zona. Lo real es que los palestinos existen y no vinieron recién. Recordemos que los judíos los reconocieron en el momento en que se decretó la partición de Palestina. ¿Qué hubiera pasado si los árabes no se hubieran opuesto?. Con toda seguridad el territorio de Israel hubiera sido mucho más reducido del que podrá resultar una vez concluídas las tratativas de paz, tratativas que la derecha obstaculiza a causa de sus inaceptables pretenciones.
Samuel Auerbach
La izquierda salió bailando a la calle después del discurso. Obama dijo exactamente lo que ellos proponen: dos estados para dos pueblos, y el derecho de Israel de existir con fronteras seguras al lado de un Estado Palestino, cuyos límites se fijarán en las tratativas de paz que las partes interesadas habrán de llevar a cabo.
Es improcedente discutir si la historia recuerda que hubo, o que nunca hubo palestinos en la zona. Lo real es que los palestinos existen y no vinieron recién. Recordemos que los judíos los reconocieron en el momento en que se decretó la partición de Palestina. ¿Qué hubiera pasado si los árabes no se hubieran opuesto?. Con toda seguridad el territorio de Israel hubiera sido mucho más reducido del que podrá resultar una vez concluídas las tratativas de paz, tratativas que la derecha obstaculiza a causa de sus inaceptables pretenciones.
Samuel Auerbach
Fango muy espeso
La extrema derecha de Israel está usando lo mismos métodos usados por todos los extremista en el mundo, en Argentina, en Venezuela, en el medio oriente y en el oriente, para desacreditar al que no piensa como ellos. Pancartas, insultos, fotomontajes y mentiras contra Obama, los tendrá ocupados de aquí en adelante. No les interesa otra cosa que ver a su sueño de la patria grande de sus antepasados, hecho realidad. Lo triste y sumamente peligroso es que este gobierno los apoya. Para el mundo no es el gobierno el que así procede, es Israel. Los que queremos un poco de tranquilidad estamos incluidos, y lo merecemos por que no hemos hecho nada para no llegar a esto. Sí, acuso a nuestra izquierda moderada que no aceptó a formar parte del gobierno cuando se le ofreció la oportunidad. Qué importancia tenía la estúpida rotación en la silla de la primera magistratura, frente al caos que nos espera y la aislamiento mundial que nos amenaza. Pobre nuestra esperanza que apenas se arrastra sobre ese fango tan espeso. Cuan débil es la luz que nos hace ver al final del camino. Pero la luz no se apagó. Israel siempre demostró tener las fuerzas y cerebros necesarios para sobrevivir en situaciones muy difíciles. El judío dijo y seguirá diciendo, “si nos salvamos del faraón, también nos salvaremos ahora”.
Samuel Auerbach
Samuel Auerbach
martes, 2 de junio de 2009
La paz a su manera.
Es cierto que los pueblos tienen el gobierno que se merecen, pero también es cierto que muchos pueblos son víctimas de sus propios gobiernos. Si bien el resultado de las últimas elecciones dio por resultado a la coalición que hoy gobierna a Israel, no significa que esa coalición haga lo que más le conviene al pueblo al negar la premisa “Dos estados para dos pueblos”, aceptada por el anterior gobierno, por su fiel aliado, el mundo occidental y muchos países árabes. Ese principio era el portón que al abrirlo, nos permitiría transitar por el camino que podría conducir a la paz. No existe otro portón que lo haga. Las alternativas propuestas son inaceptables. El jeroglífico “dos economías para dos pueblos” o pedir a Jordania que done parte de sus tierras a los palestinos, son proposiciones utópicas, como vulgarmente se dice, “no tienen pie ni cabeza”. Por otro lado es contradictorio no aceptar a un estado palestino como vecino, pero sugerir que se instale en un lindero territorio ajeno, comprometiendo así las buenas relaciones que mantenemos con uno de los pocos países árabes que aún nos respetan. De esto se deduce que Israel aceptaría el famoso principio, pero con la condición que su concreción no signifique la entrega de territorios, tan caros para nuestra extrema derecha, que ahora manda para desdicha de los que estamos cansados de conflictos. Si tanto luchamos para que nos reconozcan como país soberano en esta región, también debemos reconocer el derecho de existir de los palestinos compartiendo la zona, como lo reconoció Ben Gurión al aceptar la partición de Palestina. Es evidente que las condiciones cambiaron desde ese entonces, como también los límites demarcados. El panorama político de la región no es el mismo. Esos asuntos como todos los demás concernientes, se discutirían en la mesa de la paz, que ni si quiera puede comenzar a deliberar por que este gobierno mantiene cerrado herméticamente a ese portón. Es ridículo querer concertar una paz con un estado que no existe. Por lo tanto nuestro gobierno no quiere la paz. O mejor dicho, quiere la paz a su manera. Quiere un fuerte ejército que asegure la paz a un país más extenso, pero inestable y constantemente amenazado.
Samuel Auerbach.
Samuel Auerbach.
viernes, 29 de mayo de 2009
No tener esperanzas es morir un poco.
El futuro de Israel es vista por muchos judíos de allende los mares, con decepción y preocupación. Las tratativas de paz que no llegan a su fin, las guerras y los atentados que no cesan, les hacen creer que los israelíes sienten lo mismo. Pero la realidad es otra. ¿Acaso se olvidaron que los judíos tenemos algo que llevamos muy adentro desde que se derribaron los templos que nos hace felices?. Es algo que nos saca de la penumbra y nos hace ver la luz por lejos que esté. Ese algo se llama ESPERANZA que es lo último que perderemos porque cuando falta, se muere un poco. Todos aquí estamos esperanzados en que, tarde o temprano, no tendremos enemigos en derredor. Con ese sentimiento nació el Estado de Israel. Lo demuestra su himno, “Hatikva”.
Es cierto que seguiremos en estado de guerra durante no sé cuanto tiempo más. Pero vivimos tranquilos porque la esperanza es el motor que pone en acción la fuerza necesaria para ser dichosos en la dversidad, adversidad que se neutraliza en nuestros corazones por la dicha de vivir en un país en el que todo su contenido es nuestro, en el que los judíos somos mayoría, en el que nadie nos denigra por el sólo hecho de serlo, en el que nuestros hijos se crían en igualdad y libres de prejuicios, en el que los soldados de su glorioso ejército arriesgan sus vidas para defendernos cuando es necesario. Mientras que a esos judíos de allende los mares, con peligrosos fanáticos que rodean sus hogares y lastiman su alma, los insultan, los subestiman, y los amenazan de muerte, ¿quién los defiende?. ¿Existe alguien allí con posibilidad de detener a esas hordas antisemitas, o simplemente, de hacerlas callar?. Nuestra preocupada diáspora no debe olvidar que la pequeña Israel es el único hogar que tenemos los judíos. Esperanza mediante, la luz de la paz brillará en su cielo.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Es cierto que seguiremos en estado de guerra durante no sé cuanto tiempo más. Pero vivimos tranquilos porque la esperanza es el motor que pone en acción la fuerza necesaria para ser dichosos en la dversidad, adversidad que se neutraliza en nuestros corazones por la dicha de vivir en un país en el que todo su contenido es nuestro, en el que los judíos somos mayoría, en el que nadie nos denigra por el sólo hecho de serlo, en el que nuestros hijos se crían en igualdad y libres de prejuicios, en el que los soldados de su glorioso ejército arriesgan sus vidas para defendernos cuando es necesario. Mientras que a esos judíos de allende los mares, con peligrosos fanáticos que rodean sus hogares y lastiman su alma, los insultan, los subestiman, y los amenazan de muerte, ¿quién los defiende?. ¿Existe alguien allí con posibilidad de detener a esas hordas antisemitas, o simplemente, de hacerlas callar?. Nuestra preocupada diáspora no debe olvidar que la pequeña Israel es el único hogar que tenemos los judíos. Esperanza mediante, la luz de la paz brillará en su cielo.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
Los asentamientos
Los asentamientos son producto de una política que mantuvieron los sectores de extrema derecha israelí, con el equivocado visto bueno de los gobiernos que se sucedieron después de la guerra de los seis días. Tienen como finalidad anexar “de facto” los terrenos conquistados y no ser devueltos jamás, dificultando el acercamiento de las partes interesadas a una mesa de negociaciones. Falso pretexto de algunos: seguridad para Israel que de esta manera aleja las fronteras de los centros poblados. Unos pocos kilómetros no son ninguna seguridad. Por otro lado, los asentamientos también son poblados que se instalan en su pretendida línea fronteriza, lo que desvirtúa y contradice esa explicación. La Cisjordania era parte de los reinos bíblicos judíos y es una buena oportunidad para recuperarlos. Pero la extrema derecha, que no tiene en cuenta que se terminaron esos tiempos en que se podía decir “aquí me quedo y de aquí no me voy”, tarde o temprano serán desalojados en cumplimiento con premisas internacionales, y para hacer que los territorios retenidos vuelvan a jugar el papel de carta de triunfo que otorgue fronteras seguras y la paz que el pueblo de Israel tanto ansía. El hecho de desmantelar todos los asentamientos, no significa que todos los territorios cuestionados serán devueltos. La devolución estará sujeta a tratativas que se inicien conforme a condiciones preestablecidas y que conduzcan a fronteras seguras para Israel.
El gobierno actual, para conformar a su tío del norte, comenzó a desmantelar algunos asentamientos ilegales. Pero los colonos en vez de preocuparse, vuelven sonriendo, con mayor entusiasmo y sin perder tiempo, a incurrir en el mismo delito amparados por los partidos de derecha que, sentados frente a la mesa de deliberaciones, amenazan constantemente al primer ministro. Un verdadero caos producto de una ausencia total de autoridad.
No es interesante saber cuales son los asentamientos legales y cuales no lo son. Todos tienen que ser considerados ilegales y todos deben ser tratados de la misma forma. Es evidente que algunos entre los mas antiguos, han experimentado un crecimiento natural tal, que torna su desmantelamiento por demás problemático. En ese caso no habrá otra solución que introducirlos dentro del paquete a discutir en las tratativas de paz.
Los pobladores desalojados de las colonias que fueron permitidas en su oportunidad, habrán de ser indemnizados como corresponde. Se les ofrecería lugares alternativos como ser la Galilea, físicamente en nada inferior a la Cisjordania. Ese imponderable Galil con su generoso clima, sus verdes valles y ondulantes cerros, gustoso recibiría a todos los judíos que quieran instalar allí sus lares, y volcar a nuestro favor la proporción con la población árabe allí existente, que superará en mucho a la judía cuando menos lo imaginemos.
Samuel Auerbach.
El gobierno actual, para conformar a su tío del norte, comenzó a desmantelar algunos asentamientos ilegales. Pero los colonos en vez de preocuparse, vuelven sonriendo, con mayor entusiasmo y sin perder tiempo, a incurrir en el mismo delito amparados por los partidos de derecha que, sentados frente a la mesa de deliberaciones, amenazan constantemente al primer ministro. Un verdadero caos producto de una ausencia total de autoridad.
No es interesante saber cuales son los asentamientos legales y cuales no lo son. Todos tienen que ser considerados ilegales y todos deben ser tratados de la misma forma. Es evidente que algunos entre los mas antiguos, han experimentado un crecimiento natural tal, que torna su desmantelamiento por demás problemático. En ese caso no habrá otra solución que introducirlos dentro del paquete a discutir en las tratativas de paz.
Los pobladores desalojados de las colonias que fueron permitidas en su oportunidad, habrán de ser indemnizados como corresponde. Se les ofrecería lugares alternativos como ser la Galilea, físicamente en nada inferior a la Cisjordania. Ese imponderable Galil con su generoso clima, sus verdes valles y ondulantes cerros, gustoso recibiría a todos los judíos que quieran instalar allí sus lares, y volcar a nuestro favor la proporción con la población árabe allí existente, que superará en mucho a la judía cuando menos lo imaginemos.
Samuel Auerbach.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Las ansias de un pueblo
Los EEUU son los únicos aliados de Israel y siguen queriendo su bien. No hay que permitir que el odio y el fanatismo reinante en las esferas gubernamentales enfríen su tradicional apoyo. En su reciente encuentro con Obama, Netanyahu enfatizó el problema Iraní, que lo usó como pantalla de humo para eludir la cuestión de los asentamientos y el principio “Dos estados para dos pueblos”. La autorización otorgada a compañías constructoras justamente antes de su viaje, no deja de ser una descarada ofensa, a quien se sabía hiría a pedir el desalojo de los asentamientos. Precipitada medida inspirada por sectores que no se pueden desprender del sueño bíblico de la patria grande, y que se niegan por ende, a propender la creación de un estado palestino en la zona. Esos mismos sectores, que durante dos mil años mantuvieron unido al pueblo de Israel para plasmar, por fin, su reunificación en un estado modelo, esos mismos sectores con su odio y fanatismo, lo pueden echar todo a perder. Inútil pretender que cambien sus sentimientos y pretensiones. Fueron siempre así y continuarán siendo así. Pero odio y fanatismo no deben gobernar. Los gobiernos deben ser suficientemente fríos y sobrios para que sus determinaciones estén libres de sentimientos que encubran y entorpezcan la lógica y la razón, y les permitan elegir libremente el camino que mejor convenga a su pueblo. Sólo alienta la esperanza de que el primer ministro se ilumine a tiempo, y fríamente gire el timón de su nave en la única dirección que todo el pueblo con ansias espera: ¡PAZ!!!
Samuel Auerbach
Samuel Auerbach
martes, 19 de mayo de 2009
¿Vendrá el mesías?
Después de la guerra de los 6 días, el consenso general fue mantener los territorios como carta de triunfo para la negociaciones, y devolverlos a cambio de una paz duradera con fronteras seguras. Lo prueba el hecho de que nunca fueron oficialmente anexados ni nunca fueron delimitadas fronteras que los involucren. Se devolvió el Sinai cuando la paz con Egipto estaba asegurada. Pero la extrema derecha, con su sueño de la patria grande de nuestros antepasados bíblicos, comenzó a instalarse en el resto de los territorios retenidos, amparados por las coaliciones que los sucesivos gobiernos se vieron obligados a concertar para tener estabilidad, y por la “vista gorda” de nuestro gran y, me atrevo a decir, único sincero aliado: los Estados Unidos de Norte América. Pero resulta que ahora, con Obama como presidente, esa “vista gorda” repentinamente enflaqueció, introduciendo a nuestro nuevo primer ministro en un callejón cuya su salida yo no veo, ni creo que tampoco él la vea. Su situación se torna aún mas compleja si se tiene en cuenta que la derecha que lo llevó al poder, declara sin frenos que se opone terminantemente al principio de “Dos estados para dos pueblos” sostenido por el país del norte, el mundo occidental y muchos países árabes.
Este mal rato lo hubiera evitado de haber aceptado alternar la silla de la primera magistratura con Kadima. A esos partidos se hubieran plegado otros de centro-izquierda, dando a luz un gobierno democrático y liberal, con verídicas intenciones de alcanzar la paz con los árabes, y sin la gran influencia de sectores extremistas, que molestan tanto para llegar a un acuerdo de paz, como molestan los extremistas árabes. No quiso compartir ese honor. Lo quiso todo para él, aún sometiéndose a los postulados de esos partidos que lo puede derribar si no cumple con sus pactos. Sólo existen dos caminos a seguir: deshacer el gobierno recientemente establecido, o perder el apoyo logístico y económico de los EEUU. Prohibido terminantemente llegar a esto. Siempre dije que si no fuera por el tío Sam, hace tiempo que habríamos vuelto a deambular por el mundo como lo hicimos después de la destrucción del segundo templo. Podría haber otra solución: convencer a Obama que se una a las filas de nuestra extrema derecha. Entonces seguro que vendrá el mesías montado en su caballo blanco, y entrará a Jerusalem por la puerta tapiada de La Misericordia enarbolando dos banderas, la de la estrella de David y la de las bandas y estrellas.
Samuel Auerbach.
Este mal rato lo hubiera evitado de haber aceptado alternar la silla de la primera magistratura con Kadima. A esos partidos se hubieran plegado otros de centro-izquierda, dando a luz un gobierno democrático y liberal, con verídicas intenciones de alcanzar la paz con los árabes, y sin la gran influencia de sectores extremistas, que molestan tanto para llegar a un acuerdo de paz, como molestan los extremistas árabes. No quiso compartir ese honor. Lo quiso todo para él, aún sometiéndose a los postulados de esos partidos que lo puede derribar si no cumple con sus pactos. Sólo existen dos caminos a seguir: deshacer el gobierno recientemente establecido, o perder el apoyo logístico y económico de los EEUU. Prohibido terminantemente llegar a esto. Siempre dije que si no fuera por el tío Sam, hace tiempo que habríamos vuelto a deambular por el mundo como lo hicimos después de la destrucción del segundo templo. Podría haber otra solución: convencer a Obama que se una a las filas de nuestra extrema derecha. Entonces seguro que vendrá el mesías montado en su caballo blanco, y entrará a Jerusalem por la puerta tapiada de La Misericordia enarbolando dos banderas, la de la estrella de David y la de las bandas y estrellas.
Samuel Auerbach.
jueves, 14 de mayo de 2009
Los territorios
Aunque Siria y Jordania aplaudan el plan de EEUU basado en el principio “Paz por territorios”, Israel no debe ceder un sólo centímetro de las tierras que actualmente ocupa mientras países como Irán y todos los grupos terroristas que ese país auspicia, no reconozcan el derecho de existir de Israel como estado soberano en el medio oriente, mientras no depongan las armas que apuntan hacia ella y no ofrezcan fehacientes pruebas que tiendan a la paz. La dolorosa retirada de Gush Katif, confirma esta afirmación. Fue un gesto amistoso israelí que no cambió en absoluto la mentalidad de Hamás sino que, por el contrario, fortaleció sus posiciones guerreras. ¿Acaso es posible que ese fuerte bloque terrorista deponga las armas y algún día tienda una mano amistosa a Israel? No creo que nuestra generación lo vea. El odio que desde su niñez sus integrantes mamaron en sus casas y reforzaron en sus mezquitas, les ha borrado la lógica en sus cerebros. Declaran sin tapujos que en el medio oriente se instaló una bandada de malditos judíos armados que se adueñaron de sus tierras. Hace algunos años Israel actuaba bajo la premisa “No entablar conversaciones con terroristas”, que luego acertadamente cambió por “Sólo con el enemigo se debe tratar la paz”. ¿Entonces qué hacer si el enemigo piensa que la paz sólo se obtendrá eliminando o desalojando de la zona hasta el último israelí?.
¿Todo el pueblo palestino piensa así, todo el pueblo palestino es terrorista? A pesar que muchos israelíes crean que así es, que no hay con quién hablar, que son todos iguales, que todos los odian, pienso que la mayoría acepta como solución al conflicto árabe-israelí, el establecimiento en la región dos estados para dos pueblos, y que no lo expresan por cuidar sus vidas. Es con sus representante con quienes se debe hablar. Pero quien los representa en la actualidad es la Autoridad Palestina, que ha perdido la primer parte de su nombre. El grupo terrorista Hamás se encargó de ello. Son ellos los que por la fuerza juegan con el destino del pueblo palestino, son ellos los que se incautaron de la autoridad atemorizando y asesinando a los que pensaban de otra manera. ¿Qué hacer entonces?. Mientras el enemigo no modifique sus principios, Israel debe fortalecer al máximo sus medios de defensa y, como dije más arriba, no ceder un solo centímetro de las tierras que actualmente Israel ocupa, mantener controlado por el ejército los territorios motivo del litigio, y abstenerse de auspiciar acciones que tiendan a colonizarlos, acciones que tanto desacreditan la sinceridad de nuestras intenciones de paz.
Una última pregunta: ¿qué hacer si el enemigo vuelve a provocar? No es muy probable. “Plomo fundido” les brindó una buena lección. Si aún así, esa situación se vuelve a producir, creo que no hay otra solución que un “Plomo fundido segunda edición” en defensa del pueblo, pero esta vez, con una precisa aclaración previa de los motivos a las organizaciones mundiales que ya saben cómo Israel se defiende, recabando de ellos otras alternativas eficientes que satisfagan si es que las tienen y, como siempre, sin dar importancia a la reacción del mundo antisemita, que volverá a aprovechar la oportunidad para vomitar su odio innato. No es ideal el panorama que se presenta, con “Plomo fundido” o sin él. La soñada paz la veo lejos y aunque sin acciones bélicas, vivimos continuamente amenazados, pero con la eterna esperanza que la paz algún día llegará a pesar de todo.
Samuel Auerbach
¿Todo el pueblo palestino piensa así, todo el pueblo palestino es terrorista? A pesar que muchos israelíes crean que así es, que no hay con quién hablar, que son todos iguales, que todos los odian, pienso que la mayoría acepta como solución al conflicto árabe-israelí, el establecimiento en la región dos estados para dos pueblos, y que no lo expresan por cuidar sus vidas. Es con sus representante con quienes se debe hablar. Pero quien los representa en la actualidad es la Autoridad Palestina, que ha perdido la primer parte de su nombre. El grupo terrorista Hamás se encargó de ello. Son ellos los que por la fuerza juegan con el destino del pueblo palestino, son ellos los que se incautaron de la autoridad atemorizando y asesinando a los que pensaban de otra manera. ¿Qué hacer entonces?. Mientras el enemigo no modifique sus principios, Israel debe fortalecer al máximo sus medios de defensa y, como dije más arriba, no ceder un solo centímetro de las tierras que actualmente Israel ocupa, mantener controlado por el ejército los territorios motivo del litigio, y abstenerse de auspiciar acciones que tiendan a colonizarlos, acciones que tanto desacreditan la sinceridad de nuestras intenciones de paz.
Una última pregunta: ¿qué hacer si el enemigo vuelve a provocar? No es muy probable. “Plomo fundido” les brindó una buena lección. Si aún así, esa situación se vuelve a producir, creo que no hay otra solución que un “Plomo fundido segunda edición” en defensa del pueblo, pero esta vez, con una precisa aclaración previa de los motivos a las organizaciones mundiales que ya saben cómo Israel se defiende, recabando de ellos otras alternativas eficientes que satisfagan si es que las tienen y, como siempre, sin dar importancia a la reacción del mundo antisemita, que volverá a aprovechar la oportunidad para vomitar su odio innato. No es ideal el panorama que se presenta, con “Plomo fundido” o sin él. La soñada paz la veo lejos y aunque sin acciones bélicas, vivimos continuamente amenazados, pero con la eterna esperanza que la paz algún día llegará a pesar de todo.
Samuel Auerbach
sábado, 9 de mayo de 2009
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
La guerra que el grupo terrorista islámico Hamás provocó en Gaza, obtuvo los fines que ellos se propusieron. Su astuto y siniestro plan no fracasó. El objetivo era enardecer a los que apoyan su causa, y obtener el repudio y la condena de Israel a toda costa. Lo consiguió en un importante sector del mundo que aún mantiene sus ojos cerrados frente a la realidad. Un importante sector del mundo que no quiere ver que los ocho años de continuos bombardeos, fueron una clara invitación a Israel para que comience a actuar en defensa propia, y haga caer a la mayor cantidad posible de inocentes que ellos mismos empujaron a la hoguera. Está demostrado. Los escudos humanos a punta de pistola, los arsenales en las viviendas particulares, en los edificios públicos, en las escuelas, en los hospitales y en las mezquitas, son una prueba clara de esa premeditada y maquiavélica estrategia. Ese importante sector del mundo no quiere ver que cayeron muchos inocentes porque sus propios correligionarios les impedían escapar, haciendo vanas las continuas advertencias que el ejército israelí varias veces les dirigió.
El resto del mundo que mantiene sus ojos bien abiertos, sabe que los que los cierran para no ver cómo Hamás sacrificó alevosamente a sus hijos en aras de inaceptables ideas, se convierten en sus aliados, en cómplices que en la profundidad de su ser, no descartan la desaparición del estado de Israel como solución al conflicto árabe-israelí, tal como lo sueña Hamás, Irán, Hisballah, etc., etc., etc.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
El resto del mundo que mantiene sus ojos bien abiertos, sabe que los que los cierran para no ver cómo Hamás sacrificó alevosamente a sus hijos en aras de inaceptables ideas, se convierten en sus aliados, en cómplices que en la profundidad de su ser, no descartan la desaparición del estado de Israel como solución al conflicto árabe-israelí, tal como lo sueña Hamás, Irán, Hisballah, etc., etc., etc.
Samuel Auerbach
Netanya, Israel.
jueves, 30 de abril de 2009
Un cuento corto (continuación)
Ese joven judío que era feliz trabajando en ambientes judíos, que emigró a Israel con su familia para ampliar ese ambiente que tanto le satisfacía, que lloró de emoción al sentir suyo todo lo que el país de los judíos le ofrecía, ese joven del cuento no era religioso. No fue criado en ese ambiente a pesar que sus educandos, en cierta forma lo fueron. Sólo le hicieron cumplir con los mínimos ritos que la religión judía impone, la circuncisión y el Bar Mitzva, y enviado a una escuela judía laica, con el loable fin de mantener su mente libre de convicciones ajenas que puedan influir sobre las suyas, cuando sea mayor y capaz de discernir. Y cuando fue capaz de discernir, se auto definió de esta manera:
“No soy ateo a pesar de no ser religioso. No acepto ningún rito que involucre el cumplimiento de prácticas rituales, distintas en cada religión, para hacer cumplir leyes religiosas bajo la amenaza del castigo divino. Sé que hay algo que está por encima de todo, algo que no puedo definir y del que, en momentos desesperados en que la lógica y el raciocinio dejan de actuar, clamamos la ayuda que ningún ser viviente nos puede ofrecer. No creo que pueda existir alguien que defina a ese algo. El cerebro del hombre, el rey de la naturaleza, está hecho para complicadas actividades, pero no para eso. Esa naturaleza del cual él es el rey, no le ofreció los medios para hacerlo. Pero el ser humano no dan el brazo a torcer. Si no lo sabe se lo imagina y lo da por cierto. En forma paralela, respeto al sincero creyente, sin importar el credo que fuere. Me siento libre, encuadrando mi comportamiento de manera de no ofender, no herir y ayudar a vivir. No acepto hablarle ni cantarle a alguien que no sé si me escucha. Por otra parte no alcanzo a entender el porqué de usar algo tan terrenal como es el habla, para transmitirle lo que pedimos, cuando, siendo tan poderoso, debe tener la posibilidad de saber lo que pensamos" .
Ese joven del cuento corto, ¿es judío, o no lo es? ¿Existe el judío no religioso? El judaísmo comenzó como religión, que era una de las tantas formas de dar una explicación a todo lo existente y a una supuesta vida eterna después de la muerte. Cada, grupo humano, tribu o sociedad de entonces confeccionaba su propia religión, atribuyendo la autoría del universo y de normas de vida societaria a su inmortal Dios, Diosa o Dioses que los asemejaban al hombre, aunque a veces esa semejanza nada tenía que ver con el ser humano. En los ritos, para reverenciarlo, figuraban los sacrificios, oraciones y la repetición periódica de cuentos imaginados o reales, que se fueron transformado por la acción del tiempo. Los componentes de la naturaleza y la interpretación de los sueños, muchas veces producto del estado de trance y auto sugestión, formaban parte en la composición de los rituales, a veces sanguinarios, a los que el creyente se sometía. A esos seres superiores se le atribuían el causante de los hechos naturales que consideraban justos, que producían beneficio y placer. Pero hipócritamente se los ignoraban frente al dolor humano, frente a la injusticia. Los que no querían pecar por hipócritas, justificaban las desgracias como castigo que cielo aplicaba por alguna ofensa que el mortal le habría proferido. Esos seres superiores ¿son bondadosos o son déspotas que no saben perdonar?. Si embargo el Dios de los judíos perdona los pecados religiosos cometidos durante el año, siempre y cuando el creyente cumpla con los preceptos impuestos en el día del perdón. Por otro lado, un importante rabino, ministro en el gobierno de Israel en aquel entonces, atribuyó la causa de un accidente acaecido el 11 de junio de 1985 en el que murieron 19 niños, a un castigo que Dios aplicó a la ciudad a la cual las víctimas pertenecían, por no respetar el descanso del sábado.
¿Pruebas de la existencia de Dios, para qué? No es necesario. Lo importante es creer, tener fé. No deja de ser un efectivo alivio a dolores espirituales de mucha gente, y una respuesta a preguntas, cada vez en menor cantidad, que el hombre no sabe responder. Pero no olvidemos que también fue motivo de masacres, ultrajes, violaciones y muchas guerras entre los seres humanos.
Aunque el religioso judío no lo acepte, ese joven del cuento corto era tan judío como él, no por que su madre era judía, no por que estaba circuncidado, no por su Bar Mitzva, no porque se casó bajo “jupá”, sino simplemente por que se sentía judío. Así como el antisemitismo o el anti judaísmo como quiera llamarse, es un sentimiento que no admite razones, el judaísmo también lo es.
No se debe negar la utilidad de la religión. Todos nuestros antepasado fueron religiosos. Sin ella el judaísmo no hubiera llegado al siglo XXI como llegó. Pero el pensamiento de gran parte del pueblo judío evolucionó al compás del resto de los pueblos occidentales, y tiene el derecho de a ser distinto al de sus ancestros. Hoy existe un país en el que los judíos, creyentes o no, se han concentrado. Una ejemplar democracia cuyas leyes laicas se mezlan con las religiosas, impuestas por fuertes partidos teocráticos que aún piensan que el judío no religioso no es judío, o en el mejor de los casos, es “judío no genuino” como se lo llamó en algún lugar. Son leyes religiosas que entorpecen el normal desarrollo del país, y que con sus prohibiciones complican la vida de un amplio sector de la población, incluyendo la de ese joven del cuento corto.
Samuel Auerbach
“No soy ateo a pesar de no ser religioso. No acepto ningún rito que involucre el cumplimiento de prácticas rituales, distintas en cada religión, para hacer cumplir leyes religiosas bajo la amenaza del castigo divino. Sé que hay algo que está por encima de todo, algo que no puedo definir y del que, en momentos desesperados en que la lógica y el raciocinio dejan de actuar, clamamos la ayuda que ningún ser viviente nos puede ofrecer. No creo que pueda existir alguien que defina a ese algo. El cerebro del hombre, el rey de la naturaleza, está hecho para complicadas actividades, pero no para eso. Esa naturaleza del cual él es el rey, no le ofreció los medios para hacerlo. Pero el ser humano no dan el brazo a torcer. Si no lo sabe se lo imagina y lo da por cierto. En forma paralela, respeto al sincero creyente, sin importar el credo que fuere. Me siento libre, encuadrando mi comportamiento de manera de no ofender, no herir y ayudar a vivir. No acepto hablarle ni cantarle a alguien que no sé si me escucha. Por otra parte no alcanzo a entender el porqué de usar algo tan terrenal como es el habla, para transmitirle lo que pedimos, cuando, siendo tan poderoso, debe tener la posibilidad de saber lo que pensamos" .
Ese joven del cuento corto, ¿es judío, o no lo es? ¿Existe el judío no religioso? El judaísmo comenzó como religión, que era una de las tantas formas de dar una explicación a todo lo existente y a una supuesta vida eterna después de la muerte. Cada, grupo humano, tribu o sociedad de entonces confeccionaba su propia religión, atribuyendo la autoría del universo y de normas de vida societaria a su inmortal Dios, Diosa o Dioses que los asemejaban al hombre, aunque a veces esa semejanza nada tenía que ver con el ser humano. En los ritos, para reverenciarlo, figuraban los sacrificios, oraciones y la repetición periódica de cuentos imaginados o reales, que se fueron transformado por la acción del tiempo. Los componentes de la naturaleza y la interpretación de los sueños, muchas veces producto del estado de trance y auto sugestión, formaban parte en la composición de los rituales, a veces sanguinarios, a los que el creyente se sometía. A esos seres superiores se le atribuían el causante de los hechos naturales que consideraban justos, que producían beneficio y placer. Pero hipócritamente se los ignoraban frente al dolor humano, frente a la injusticia. Los que no querían pecar por hipócritas, justificaban las desgracias como castigo que cielo aplicaba por alguna ofensa que el mortal le habría proferido. Esos seres superiores ¿son bondadosos o son déspotas que no saben perdonar?. Si embargo el Dios de los judíos perdona los pecados religiosos cometidos durante el año, siempre y cuando el creyente cumpla con los preceptos impuestos en el día del perdón. Por otro lado, un importante rabino, ministro en el gobierno de Israel en aquel entonces, atribuyó la causa de un accidente acaecido el 11 de junio de 1985 en el que murieron 19 niños, a un castigo que Dios aplicó a la ciudad a la cual las víctimas pertenecían, por no respetar el descanso del sábado.
¿Pruebas de la existencia de Dios, para qué? No es necesario. Lo importante es creer, tener fé. No deja de ser un efectivo alivio a dolores espirituales de mucha gente, y una respuesta a preguntas, cada vez en menor cantidad, que el hombre no sabe responder. Pero no olvidemos que también fue motivo de masacres, ultrajes, violaciones y muchas guerras entre los seres humanos.
Aunque el religioso judío no lo acepte, ese joven del cuento corto era tan judío como él, no por que su madre era judía, no por que estaba circuncidado, no por su Bar Mitzva, no porque se casó bajo “jupá”, sino simplemente por que se sentía judío. Así como el antisemitismo o el anti judaísmo como quiera llamarse, es un sentimiento que no admite razones, el judaísmo también lo es.
No se debe negar la utilidad de la religión. Todos nuestros antepasado fueron religiosos. Sin ella el judaísmo no hubiera llegado al siglo XXI como llegó. Pero el pensamiento de gran parte del pueblo judío evolucionó al compás del resto de los pueblos occidentales, y tiene el derecho de a ser distinto al de sus ancestros. Hoy existe un país en el que los judíos, creyentes o no, se han concentrado. Una ejemplar democracia cuyas leyes laicas se mezlan con las religiosas, impuestas por fuertes partidos teocráticos que aún piensan que el judío no religioso no es judío, o en el mejor de los casos, es “judío no genuino” como se lo llamó en algún lugar. Son leyes religiosas que entorpecen el normal desarrollo del país, y que con sus prohibiciones complican la vida de un amplio sector de la población, incluyendo la de ese joven del cuento corto.
Samuel Auerbach
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